Cruce de migrantes registra récord en 2022

La dirección de Migración contó más de 244 mil migrantes irregulares que cruzaron por Panamá hacia Estados Unidos. La cifra dobla la cantidad que ingresó el año pasado e impone una marca en el histórico 


De enero a diciembre 24 de este año cruzaron por Panamá 244,181 migrantes irregulares. De ellos, un 17% corresponde a menores de edad, es decir, unos 41,200,  según los datos de la Dirección de Migración de Panamá.

La de este año es una cifra inédita, que además dobla la cantidad de irregulares que pasaron por Panamá en 2021 en su tránsito hacia Estados Unidos. En ese periodo, los 133,726 viajeros irregulares superaban los 109,293, que representaban todos los irregulares que habían transitado por Panamá en la década de 2010-2019.  

El grueso de los migrantes irregulares provienen de Sudamérica (189,514), mientras que de las Antillas se contaron 29,338, de Asia 13,251 y de África unos 11,945.  

Los venezolanos dominaron la estadística este año con casi 150 mil, a ellos les siguen los ecuatorianos (28,115) y los colombianos que alcanzaron los 5 mil. 

Si bien la curva de llegadas tuvo un comportamiento en ascenso desde enero hasta octubre, siendo éste y septiembre los meses más concurridos (48,204 septiembre y 59,773 en octubre), en noviembre y diciembre hubo un descenso drástico que superó levemente los 16 mil.

Este fenómeno ocurrió como respuesta a la política migratoria anunciada por Estados Unidos en octubre, que consistió en ampliar a la población venezolana el Título 42, una política migratoria implementada en marzo de 2020 que permite a ese país expulsar de forma inmediata a las personas que ingresan, incluyendo a los solicitantes de asilo.

El anuncio provocó un trauma para quienes habían superado la selva del Darién y se encontraban en la ruta hacia el norte, algunos se quedaron atorados cerca del río Bravo en México, donde las amenazas a la seguridad e integridad son inminentes, y otros en camino a Guatemala. En total, de acuerdo con datos recopilados por Human Rights in the Americas (Wola), entre agosto y septiembre más de 65 mil venezolanos cruzaron la selva que conecta a Panamá con Colombia y quedaron trabados sin poder ingresar a Estados Unidos o regresar a su país de origen a falta de recursos. Muchos vendieron lo que tienen para emprender el viaje, pero lo que les quedó fue un trauma al saber que no podían entrar al país donde pretendían iniciar una nueva vida.

La puerta de entrada de estas personas a Panamá es generalmente por Bajo Chiquito, el primer pueblo ubicado en el tapón del Darién, pero otros puntos de entrada también son Lajas Blancas y San Vicente.

Es la selva más densa y peligrosa a la que se enfrentan los caminantes durante el recorrido hacia el norte. Las historias que narran quienes sobreviven al trayecto son desgarradoras. Una joven que habló con Médicos Sin Fronteras denunció haber sido víctimas de violación en la selva, y haber visto al menos cuatro muertos.

CONSECUENCIAS DEL PASO

El paso de migrantes por la selva darienita está causando afectaciones al medio ambiente, como lo han mostrado las fotografías publicadas en las redes. La trocha se ha engrosado y la basura se acumula de forma importante que rebasa la capacidad de las autoridades. Son problemas nuevos que debe atender el país con el mismo presupuesto y personal.

La migración irregular se ha transformado en un negocio redondo para los grupos criminales. Cobran pasajes, comisiones, extorsionan, se aprovechan de la vulnerabilidad de los viajeros. Esta situación ha cambiado el debate de una migración irregular a una ordenada y segura. Elevar la discusión en las Naciones Unidas, el ente que protege este derecho, se hace cada vez más inminente por las consecuencias que representa el paso de migrantes irregulares a través de la ruta hacia Estados Unidos.

Aunado a esto, las autoridades panameñas insisten en la implementación de una ruta segura, pues el crimen organizado es el que saca provecho del paso de cientos de miles de personas en su ruta.

Los coyotes preparan paquetes y cobran entre $200 a $500 por persona, sin distingo de nacionalidad, para pasarlos desde Colombia a la selva panameña donde en muchas ocasiones los abandonan. Muchas veces estos coyotes son quienes les roban durante el recorrido.

En 2020 las autoridades colombianas detectaron el control del Clan del Golfo en  el tráfico de migrantes por Urabá. Informes recientes de medios de ese país detallan la ruta que emplea el crimen organizado para traficar a los migrantes: sale de Necoclí desde donde los transportan en lanchas hasta Acandí, por este trayecto cobran en promedio $50. Luego los mandan a La Teca por tierra y finalmente caminan dos días hasta llegar a Panamá. Por todo el trayecto les cobran entre $200 y $400 solo en territorio colombiano. Al que no pueda pagar lo obligan a llevar entre dos o tres kilos de cocaína hasta Panamá.

Por la selva darienita hay otros coyotes que emplean varias trochas peligrosas que toman más de una semana para llegar a las poblaciones donde tiene presencia el estado panameño en Bajo Chiquito y Canan Membrillo, ubicadas en Darién.

El único país de la región que tiene datos precisos de quienes pasan por su frontera es Panamá. Las autoridades guardan cifras cuantitativas y cualitativas y practican pruebas biométricas a los migrantes, a diferencia de otros países.  

No hay comentarios

Publicar un comentario