Contradicciones en finanzas del programa IVM salen a flote por el uso de reservas

Julio García Valarini y Estivenson Girón, exdirectores de la CSS, negaron el uso de las reservas del subsistema IVM. El actual director, Enrique Lau, asegura que solo en 2018 se emplearon $48 millones

En agosto de 2019, el entonces director de la Caja de Seguro Social (CSS), Julio García Valarini, dijo al ‘Polígrafo’, de La Estrella de Panamá, que aún no se habían empezado a usar las reservas del programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), pues las finanzas de la entidad estaban “mejor de lo que habíamos pensado”.

No obstante, el actual director de la Caja, Enrique Lau, asegura que en 2018 se emplearon $48 millones de este fondo y que para el año 2019 el cálculo se estima en unos $200 millones, lo que evidencia una contradicción tácita entre ambas versiones.

“De hecho, los ingresos año tras año han ido en aumento y eso ha hecho que todas estas corridas que se han hecho en los últimos años sean bastante distantes de esa realidad”, añadió García Valarini en la entrevista.

De acuerdo con García Valarini, las corridas determinaban que cuando se iniciara el uso de reservas aún habría plata hasta por un periodo de menos de diez años, pero de no hacer reformas, el fondo se extinguirá. “El crecimiento económico que hemos tenido nos ha permitido demorar el uso de estas reservas, eso nos da un respiro”, amplió.

El tema sobre la vida del subsistema solidario de la CSS es un reto para cualquier gobierno que tome el valor de echar un vistazo más profundo a los números, y enfrentar en blanco y negro su realidad. Tal vez esa sea la razón por la que varias administraciones gubernamentales patearon la lata para evitar pagar el costo político.

En 2015, el entonces director de la CSS, Estivenson Girón, contrató tres firmas auditoras externas para conocer los estados financieros de la institución. En ese momento manifestó a un medio local que “las proyecciones sobre el IVM indicaban que las reservas durarían hasta 2025, pero que esta información no era sólida ya que desde 2012 hacían falta los estados financieros de la entidad”.

Sin embargo, según las cifras que tiene Lau — “las verdaderas”—, dice, es que ya se echó mano a las reservas del programa solidario, lo que implica la urgente necesidad de reformar el sistema.

Al salir de una reunión, el pasado jueves, con el contralor General de la República, Gerardo Solís, Lau reveló que actualmente hay 2.3 cotizantes por cada jubilado, y debería ser cinco cotizantes por cada jubilado. Esta diferencia matemática es la que ha obligado a escarbar en las reservas del fondo.

Al no contar con estados financieros auditados, es imposible proyectar cuáles serán los cambios que deben practicarse al IVM para lograr su sostenibilidad. Ya hay estudios que prevén un aumento en la edad de jubilación. El informe del Departamento de Finanzas del Fondo Monetario Internacional considera como baja la edad de jubilación actual, y sugirió un aumento para los hombres de 62 a 65 o 70 años, y para las mujeres, que se retiran a los 57, elevar la edad a los 65-70 años. Es decir, completar 300 cuotas en vez de 240.

“Es importante evaluar cambios con relación a la edad de jubilación, número de cuotas y el porcentaje de aporte de trabajadores y empresarios. Si es que es necesario hacer ajustes, que sea algo equitativo. No puede ser un diálogo eterno ni revisión eterna porque causa más incertidumbre; debe ser algo rápido, alternativas realistas y buscar la mayoría de consenso, reconociendo que van a salir los radicales oponiéndose”, opina Domingo Latorraca, economista.

Por otra parte, el subsistema conocido como “mixto”, creado durante las reformas a la CSS en 2008, aunque goza de buena salud, tiene críticas serias: “Los cotizantes no conocen cuál es su estado de cuenta individual”, señala Latorraca. El subsistema contempla “un componente de ahorro personal en el cual participa con cuotas pagadas sobre ingresos que excedan de $500 mensuales, más la rentabilidad que esto genere”, se lee en la ley, pero pocos conocen cuáles son sus ahorros.

Panamá es uno de los países de América con mejor esperanza de vida al nacer, con 78.4 años promedio, superado por cinco países, según la Organización Mundial de la Salud, en un informe de 2020. Sin duda, un ingrediente a considerar en las proyecciones solidarias del programa.

Este subsistema solidario también debe pasar por una revisión, en opinión del economista Rolando Gordón, porque en quince años, cuando empiecen a cobrar los cotizantes, enfrentará un problema igual al que hoy vive el solidario: “Las pensiones serán mínimas, que no sirven para una vejez digna, arrinconando a la persona a la pobreza, es un asunto comprobado en América Latina”, advierte.

PRIMERO, LA SALUD
Antes de invitar a los asegurados al debate sobre las modificaciones al programa IVM, la entidad debe ganarse la confianza del cotizante. Para ello es imprescindible mejorar la atención de salud al asegurado, el abastecimiento de medicamentos y la eficiencia en las citas médicas y cirugías; de lo contrario, cualquier intento por reflotar las finanzas del IVM será un fracaso.

El director Lau sabe que ese debe ser el primer paso antes de mostrar los números que reflejan los “verdaderos” estados financieros del subsistema solidario que ya empieza a utilizar las reservas.
Para poder lograr lo anterior, Lau y su equipo de trabajo se enfrentan a muchos retos, uno de los principales es actualizar los sistemas informáticos para cruzar información.

Otro pendiente tiene que ver con agilizar las licitaciones de medicamentos e insumos, ya que las frecuentes impugnaciones de los participantes retrasan las compras y la tardanza repercute en la carencia del medicamento en las ventanillas de las farmacias.

Cuando Lau tomó las riendas de la CSS, en octubre de 2019, encontró un 78% de abastecimiento, que pretende optimizar al 100% para fines de este año. Un trayecto que nace desde la receta escrita que prescribe el médico al paciente de forma manual y que, por tanto, no se registra en la cabeza electrónica del sistema. De esta forma, se evidencia una falta de articulación entre lo que receta el médico y la disponibilidad del medicamento cuando el paciente acude a la ventanilla de farmacia.

En cuanto a la pugna entre proveedores de la CSS para adueñarse de las licitaciones, el director advirtió que “en el momento que no tengamos los medicamentos, vamos a invocar el desabastecimiento crítico a través de la comisión nacional que se ha formado, y vamos a buscar ese medicamento donde sea”.

Esto faculta a la entidad a hacer compras directas y expeditas de los fármacos a la empresa que estimen conveniente, sin necesidad de pasar por el engorroso proceso que se enmarca en la Ley 148, que regula la adquisición de medicamentos.

La CSS cuenta con suficientes programas informáticos, pero no se cruzan entre sí, lo que obliga a introducir la información manualmente. Ocurre lo mismo con los registros contables que se levantaron, en algunos casos, de forma manual, por lo que no son avalados por la Contraloría en sus auditorías y tampoco refrendables. Este problema y muchos otros se podría mejorar notablemente a través de la digitalización del expediente clínico del paciente, o la disponibilidad de inventario de insumos y medicamentos en tiempo real.

Para resolver el retraso en las citas médicas y/o cirugías, lentitud en los cuartos de urgencia, que el director achaca a la disfuncional atención primaria, trabajará en un nuevo modelo de atención que se denomina “cita única”, para que el paciente, en lugar de asistir al cuarto de urgencias para recibir atención médica, lo haga en la policlínica más cercana. Esto requiere, además de un cambio de mentalidad en el usuario, habilitar estas infraestructuras para recibir a los pacientes. “No es mágico”, reconoce, pero sabe que para que la población tenga confianza en la presente administración, debe demostrar que está haciendo las cosas eficientemente y que hay cambios en beneficio del asegurado; además, que se realicen con transparencia.

La intención es humanizar el servicio y escuchar, en cabildos abiertos, la voz del usuario para saber de primera mano los problemas que enfrenta y sus recomendaciones.

DESBUROCRATIZAR
El economista Rolando Gordón advierte que entre las tareas de la institución está pendiente revisar el exceso de burocracia. “Es decir, hay un empleado administrativo por 1.10 trabajadores de la salud, prácticamente están a la par. Lo ideal es que la relación sea un administrativo por 5 de la salud. Hay que bajar la planilla, pero se debe hacer un programa a cinco años para que cuando la persona se jubile, se cierre la plaza”, sugiere.

Gordón indica que no estaría de acuerdo con las palabras de Lau sobre la intención de buscar cómo se pueden hacer más productivos los terrenos de la CSS; “no se deben vender”, enfatiza. “Hay que tener cuidado con eso, la junta directiva tiene que estar al tanto y conocer los contratos para evitar que haya un uso indebido. Tampoco podemos alquilar las tierras, porque no sabemos si es necesario, o no, hasta que no se haga el estudio de cómo están las finanzas”, recomienda Gordón.

Expresa que la idea de invertir en un programa de vivienda no le parece mala, pero “que no la administre la Caja, porque no tiene experiencia para cobrar; prueba de ello es la morosidad en la empresa privada. Puede dárselo a un banco y sea quien preste y cobre”, apuntó.

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