La suerte de un hombre impredecible... La expectativa de la llegada de Manuel Antonio Noriega a Panamá

Muchos se preguntan qué pasara cuando arribe a Panamá el ex hombre fuerte. Todo un estigma gira alrededor de su vida castrense desde que asumió el poder de facto en 1983. Muchos de estos hechos se cubren bajo un velo de misterio. El hombre es un personaje mítico. A pesar de ser un maestro del silencio, tiene resonancia internacional. Un secretista nato. Algunas verdades salieron a la luz por boca de terceros, como las conocidas actividades de narcotráfico.

Sin embargo a lo largo de la vida democrática del país, los reclamos de los familiares que pedían justicia e información sobre el paradero de los detenidos desaparecidos o de los asesinatos, fueron ignorados. No hubo voluntad política o imparcialidad para impartir justicia, solo esfuerzos muy tímidos que mas bien, contra las normas internacionales, se declararon prescritos algunos casos cumplidos los veinte años.

En el 2002, la Comisión de la Verdad entregó un informe donde documentó 110 casos de asesinados y desaparecidos en la dictadura.

Ahora llegó el día, la oportunidad para el país de enterarse de la verdad. Por los vientos que soplan, Noriega estará dispuesto a revelar ciertos hechos. Basta escuchar las palabras del mandatario Ricardo Martinelli cuando mencionó que Noriega contará muchas fortunas que se hicieron en el país de forma ilegal y que esperaba que MAN hablara de eso y de todos los que lo traicionaron. Una estrategia inteligente al ser contrastada con sus recientes palabras donde manifestó su interés de “regresar a Panamá sin odios ni rencores”, o con el ánimo de probar su inocencia.

Dado a que fue condenado en ausencia una posibilidad para hablar ante los tribunales sería solicitar juicios nuevos. En caso de ser concedidos, y ante la oportunidad que se abre para aclarar muchos hechos del pasado es posible que embarre a todo mundo. Es un hombre con un archivo impresionante, y tal vez nos revele la verdad de muchos de los actuales protagonistas políticos, también podría aclarar una a una las muertes de la dictadura, y las desapariciones que se efectuaron en complicidad con otros tantos.

Presenta una imagen de arrepentimiento, de una bondad nula mientras se proyectaba a sí mismo como un hombre indestructible, o de un ser cristiano arrepentido que el tiempo se ha encargado de echarle en cara sus errores. Esa tal vez sería una audaz estrategia para regresar a casa con sus seres queridos y a la vez, para un gobierno con apetito voraz para acabar con sus adversarios políticos. Después de todo, mientras las administraciones anteriores marcaron una raya gruesa para distanciarse de Noriega, éste gobierno sacó provecho de aquel abismo, puso en práctica todas sus herramientas y apostó por un código que pronto podría concretarse en una venganza final. Si se lo permite la vida.

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