“Los jueces tienen que salir de la oficina y escuchar a la gente”

La juez Sonia Sotomayor habló de leyes y democracia sobre la importancia de servir a la gente, de escucharla, y no dejarse tentar por la corrupción, lo hizo junto a su homóloga María Eugenia López en un conversatorio a los estudiantes de la facultad de Derecho de la USMA


Sonia Sotomayor.


Sonia Sotomayor, la primera juez de ascendencia hispana que logra un escaño en la Corte Suprema de Estados Unidos, le dio un consejo a sus homólogos panameños: salir de la oficina, codearse con la comunidad, escucharla y hacer docencia. “Para mí el sistema que trabaja mejor es aquel donde los jueces son parte de la comunidad y siguen tratando de educar al público sobre la responsabilidad de los jueces y del sistema”, explicó.  

Las palabras de Sotomayor se escucharon durante un conversatorio sobre “leyes y democracia” organizado en la Universidad Santa María La Antigua, invitada por su entrañable amiga de hace 40 años, la embajadora de Estados Unidos en Panamá Maricarmen Aponte. Antes del evento Aponte mencionó a los periodistas lo emocionada que se sentía de tener en Panamá a la magistrada del Tribunal Supremo, “la mujer que tiene más poder en el gobierno de ese país”, calificó. “Quiero que la conozcan y vean por qué está donde está, es inspiradora”, dijo. 

La juez no puede permanecer mucho tiempo sentada en la silla. Es inquieta, y aunque confiesa que sufre de diabetes, enfatiza que su cuerpo no parece reflejar la edad de su mente y corazón, sumamente joviales.


Criada en el Bronx, Nueva York, Sotomayor habla de la importancia de la vocación de servir, en su español materno, a veces con auxilio de alguien para traducir ciertos términos. 


El tema central de la conversación, que compartió con la presidenta de la Corte Suprema de Justicia, María Eugenia López, giró en torno al rol del Estado de derecho en la democracia. 

Criada en el Bronx, Nueva York, Sotomayor habla de la importancia de la vocación de servir, en su español materno, a veces con auxilio de alguien para traducir ciertos términos. Esa tendencia de servir al prójimo se le nota cuando  abandona el protocolo del conversatorio: Se levanta de la silla y camina entre los estudiantes de derecho que la escuchaban y miraban atentamente, un ejercicio como para ponerle rostro a la multitud. La juez se acerca a ellos, les habla con el espíritu docente que lleva dentro, porque cree en la educación continua y está convencida de que los jueces “tienen que salir de la oficina y escuchar a la gente”.  Con esa convicción, Sotomayor recomendó a sus homólogos panameños que “no se dejen tentar por la corrupción, porque es más importante servir a la gente”, imponiendo los intereses de la colectividad y aprendiendo a ser una buena persona. 

“Para mí, el sistema que trabaja mejor es aquel en que los jueces son parte de la comunidad y siguen tratando de educar al público sobre la responsabilidad de los jueces y del sistema”. 


Sotomayor recomendó a sus homólogos panameños que “no se dejen tentar por la corrupción, porque es más importante servir a la gente”, imponiendo los intereses de la colectividad y aprendiendo a ser una buena persona. 


Las magistradas respondieron preguntas seleccionadas, no de la prensa, sino programadas por la Facultad de Derecho de la universidad. Una de ellas era, por ejemplo, la complejidad en las decisiones difíciles que tiene que hacer un juez. En ese momento intervino López:  “Los criterios personales no deben influir en las decisiones”, dijo, momentos en que la Sala Penal que preside debe definir si admite o no un recurso de casación extraordinario  interpuesto por la defensa del expresidente Ricardo Martinelli, mediante el cual sus abogados intentan revertir una condena de 12 años de prisión y una multa de $19 millones por blanqueo de capitales en el caso New Business.

La decisión de la Sala Penal, cuya ponente es la magistrada Ariadne García, definirá el futuro del expresidente y candidato a la presidencia entre el poder o la cárcel.

La juez estadounidense confesó que nunca comienza a escribir un fallo pensando en la persona que va a ganar, “sino con lo que va a sentir el que pierde y qué le estoy haciendo”. “Si no le puedo explicar claramente por qué no puedo hacer una decisión a su favor, en ese momento hay algo mal”.   Enseguida agregó: “Debo tener la razón y nunca hacerla sin olvidarme de que cuando voy a la Corte siempre hay alguien que gana y alguien que pierde. Si uno se olvida de eso, no somos del orden jurídico. Entendiendo lo que tengo que hacer como juez y escuchando siempre los dos lados, es la única cosa que puedo hacer”, recomendó a los futuros juristas. 

Sotomayor se quedó parada entre la audiencia. “Pienso mejor cuando camino”, dijo justificando sus pasos por el auditorio. 

Luego López aprovechó para responder sobre el papel de la justicia en una sociedad polarizada y dijo que los abogados no deben de abusar del sistema cuando defienden a sus clientes. “Si un abogado de manera reiterativa interpone un mismo recurso denominado de otra forma, lo que hace es entorpecer la justicia, eso no es ético”, calificó. Enseguida agregó que si hubiese podido hacer un cambio a la recién aprobada ley de abogacía, hubiera colocado “que al abogado que entorpece la administración de justicia se le quite la licencia”. En ese sentido recomendó a los estudiantes a no centrarse en el dinero de sus clientes, sino a ejercer la profesión con pasión para mejorar el país, formarse en valores y no perder el norte. 

Sotomayor comparó la justicia divina con la que ejecuta bajo la ley. “La justicia de ley es diferente a la justicia de Dios. Dios hace lo que es justo, nosotros lo que la justicia permite debajo de la ley”, reflexionó. La última es la mejor forma de convivencia que tiene la sociedad e incentivó a los estudiantes a perseguir sus objetivos, no sin antes advertir que la corte tiene límites que a veces hacen enojar a la población porque no los entienden. “Hay preguntas que no son para jueces, son políticas, esas preguntas no debe contestarlas un juez, son de la gente y de los procesos electorales”, manifestó Sotomayor. La incomprensión frustra a la gente que mira a la Corte como el último recurso. Desafortunadamente la Corte no tiene la solución a todo”, zanjó la estadounidense. 


Sotomayor comparó la justicia divina con la que ejecuta bajo la ley. “La justicia de ley es diferente a la justicia de Dios.


Antes de iniciar el evento la embajadora Aponte dijo a los medios que tiene fe en “que los panameños pueden trabajar y mejorar el sistema de justicia, he visto como lo han hecho. La relación entre la magistrada López y Sotomayor es que tienen mucho en común, como el rol del Estado de derecho en la democracia”. 

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