Sandra Borda: “No creo que Petro apueste a acercarse demasiado al régimen de Venezuela”

El nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, debe atender temas domésticos antes de estrechar relaciones con regímenes de izquierda extrema, como el de Nicolás Maduro. A pesar de su victoria, hay más de 10 millones de colombianos que temen que Petro convierta a Colombia en una Venezuela, esperan una izquierda moderada 



Sandra Borda. 


La izquierda de Gustavo Petro parece teñirse más al centro que al extremo. Al nuevo presidente de Colombia no le conviene radicalizar su política, antes busca afianzar a su partido político como una fuerza en el tablero colombiano. Difícil será que cumpla todas sus promesas de campaña, especialmente cuando por décadas se ha enraizado un sistema que requiere más de cuatro años para modificar. La mayoría de los colombianos cruzan los dedos para que Petro respete la alternancia en el poder y para que Colombia no se parezca ni un poquito a las izquierdas radicales del continente como Cuba, Venezuela o Nicaragua. Petro entra al poder con grandes desafíos entre los que se destaca la reforma a la Policía y el control sobre las Fuerzas Armadas, otrora enemigos en la época en que Petro militó en la guerrilla M19. Nuestra entrevistada, Sandra Borda, profesora asociada de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Los Andes, brinda un pantallazo de los principales retos de Colombia ahora que el pueblo decidió votar en contra de los partidos tradicionales y optó por dar un giro hacia la izquierda. Petro lo intentó tres veces, hasta que lo consiguió.  

Como colombiana, ¿cómo se siente con un gobierno de izquierda por primera vez?
Yo no soy una persona de izquierda. Soy lo que se podría definir como una persona ubicada en el centro político. Voté por Petro sin ser la mejor opción desde mi punto de vista, pero en términos de la segunda vuelta es lo que le toca hacer a uno, con muchos reparos voté por él. Yo tengo que sentirme satisfecha por una razón muy simple, nuestro sistema político por fin se abrió y se diversificó. Estos dos candidatos, Petro y Hernández, son personas que en otras épocas de este país jamás hubiesen podido tener la posibilidad de acceder al poder en la forma en que lo hicieron. Hoy esta democracia es una mejor democracia que la de ayer.

¿Habrá alternancia del poder con la llegada de Petro?
Siempre ha habido, y la razón por la que Petro está en el poder es porque existe. Esperemos que él la siga respetando.

¿Cree que Petro haga un gobierno de izquierda moderada o extremista?
Moderada por una razón fundamental, no porque él sea moderado, sino porque tiene intención de consolidar su fuerza política como partido. Creo que sabe perfectamente que una muy buena parte del éxito de su gestión depende directamente de convencer a otros sectores que no son de izquierda, de que lo que está haciendo está bien. Esa posibilidad de convencimiento solo depende de que se pueda mover un poco para el centro.

El mapa de Latinoamérica tiene varios países pintados de izquierda. ¿Cómo vislumbra la relación de Estados Unidos con la región, especialmente cuando busca aliados por el tema de la migración y de Rusia, ¿descuidaron la región o se trata de procesos evolutivos que tenían que pasar?
Yo creo que ellos abandonaron la región por mucho tiempo y con la llegada de la inversión china y Rusia en Venezuela ya se dieron cuenta que eso no fue una buena idea. Siento que en América Latina hay izquierdas e izquierdas. Estados Unidos no va a ir por Nicaragua, por Venezuela, por Cuba. ¿Por dónde sí puede ir? Por Chile, Argentina, Colombia y eventualmente por Brasil. Creo que el gran reto de esos gobiernos de izquierda moderada o democrática va a ser tratar de reconstruir los sistemas de integración y de acción colectiva en la región porque llevamos mucho tiempo disparando en direcciones distintas sin lograr nada. Petro apunta a tratar de reconstruir a América Latina como bloque, pero sin vetar la participación de Estados Unidos, no va a ser Unasur, por ejemplo, sino que quiere que esté Estados Unidos sentado en la mesa.



Petro ciertamente es el candidato de muchos sectores de la población colombiana que por muchos años no habían estado representados políticamente en el país. 


¿Cómo será la relación de Colombia con Estados Unidos? ¿qué tan cercana será?
Él se ha preocupado por enviar un mensaje de que no planea reformar profundamente, o patear el tablero de la relación con Estados Unidos. En su discurso de victoria dijo que quiere trabajar colectivamente, quiere mayor integración latinoamericana, pero que incluya a Estados Unidos, quiere una conversación más constructiva y comparada con el gobierno anterior, lo que apunta es una conversación más horizontal, menos acostumbrada al alineamiento irrestricto de Colombia con los intereses de Washington, sino una conversación más diversa. Quiere incluir el tema medioambiental en la agenda binacional y seguramente apuntará a ese norte sin grandes reformas.

Petro hizo una campaña de lucha de clases acentuada, pero en su discurso de victoria habló de un gobierno de reconciliación, ¿cómo se entienden esas contradicciones?
Pues es difícil, pero creo que hay una línea que hay que entender. Primero que Petro ciertamente es el candidato de muchos sectores de la población colombiana que por muchos años no habían estado representados políticamente en el país. Es absolutamente increíble que con la cantidad de población afro que hay en Colombia, sea la primera vez que tengamos una vicepresidenta afro y que además las mujeres por fin hayan encontrado un sector de representación claro. Los jóvenes, la gente de bajos recursos, las minorías étnicas y de género que no habían encontrado formas de representación política y las encuentran con Petro. El reto que tiene es poner a dialogar esos sectores con los otros que no representa tan claramente para poder trabajar en conjunto y diseñar e implementar las reformas que el país necesita desde hace mucho tiempo.


 El compromiso de Petro y el círculo político que lo rodea es la implementación rápida y con recursos del proceso para avanzar en otro tipo de reformas que son urgentes para la gente y que no necesariamente están vinculadas con los temas de seguridad.


¿Las Fuerzasƒ Armadas de Colombia van a aceptar como comandante supremo a un exguerrillero? ¿Veremos subordinación, tanto de ellos, como de las Fuerzas de seguridad?
No tienen opción. La constitución lo manda, el comandante en jefe de las Fuerzas armadas de este país es el presidente de la República. Así que si no aceptan esa autoridad establecida en la constitución simplemente estarían violando la ley. Debería decir que el ejército colombiano, a diferencia de otros de la región, no tiene una tradición de participación en política. A asumido aceptar con el paso del tiempo la autoridad civil, porque desde hace mucho tiempo nuestros ministros de Defensa son civiles, no militares o policías. Eso quiere decir que tenemos un ejército que entiende bien cuál es su papel y su relación con la élite civil gobernante. Tendrán que adaptarse a la idea, que entiendo que no es fácil que el enemigo del pasado hoy sea su comandante en jefe. Este es el país del postconflicto, y este es justamente un escenario que nos va a poner en el rumbo de nuestros problemas relacionados justamente con el uso de la fuerza.

Basados en la experiencia de Latinoamérica que han escogido a gobiernos de izquierda, ¿se le ocurre uno que haya terminado con la corrupción y que haya mejorado la situación de las clases sociales más vulnerables, que no sea a punta de subsidios?
(Risas) Eso no lo ha logrado hacer ningún gobierno de izquierda ni de derecha en América Latina. Pero diría algo sobre el tema porque el ejercicio comparativo me parece importante. Si bien en América Latina y casi todos los países de la región tienen experiencias numerosas y de varias generaciones con gobiernos de izquierda, ese no es el caso de Colombia. Es la primera vez que un gobierno de izquierda llega al poder y la razón por la que eso sucedió es porque nuestro conflicto armado, nuestro tema de narcotráfico nos sometió a una situación de seguridad tan suprema y abrumadora que hizo muy difícil que el espectro político se abriera para hablar de otros temas. Llevamos años con un espectro político de centro a la derecha preocupados por mantenernos vivos, en una situación de seguridad muy precaria, y en una muy buena parte el proceso de paz fue reducir el tamaño de nuestras preocupaciones en materia de seguridad para abrir espacio a otros temas muy apremiantes para los colombianos como lo es la crisis económica y social. Eso es lo que le permitió a la izquierda constituirse como alternativa del poder en esta ocasión. Sabemos, por la experiencia de otros países de la región, que la situación de pobreza y desigualdad no se resuelve de un día para otro. En Colombia el problema fue que los gobiernos ni siquiera estaban dando los pasos en esa dirección, entonces lo que el pueblo colombiano decidió hacer fue dar un viraje, ensayar una forma distinta y ver cómo nos va. Crucemos los dedos.

Petro tiene retos importantes en el poder, uno es con Venezuela, ¿entablará relaciones diplomáticas con ese país o cuál será la agenda?
Lo que hay que preguntarse es qué significa esta normalización. El primer paso más importante es normalizar servicios consulares, poner a funcionar la base de la estructura diplomática a nivel binacional que estaba totalmente destruida desde el Chavismo. Ni siquiera existe una línea roja para casos de emergencia entre ambos países. No hay comunicación de ningún tipo. Hay mucha gente que vive de los intercambios comerciales en la frontera y que depende de la relación binacional, para que se administre bien. No creo que a pesar de que existen, y existieron en el pasado, algún tipo de simpatía y de coincidencias ideológicas entre los dos mandatarios, no creo que Petro vaya a hacer la apuesta de acercarse demasiado al régimen de Venezuela en este momento porque su prioridad es de carácter doméstico. No le va a poner palos a la rueda de la reforma social y económica que necesita adelantar, creando una inestabilidad tan grande acercándose a Venezuela. No hay que perder de vista que los otros 10 millones de colombianos que votaron por Hernández son antipetristas porque temen que Petro convierta a Colombia en Venezuela, va a tener que entrar con mucho cuidado.

De normalizar las relaciones con Venezuela, ¿cuál será el estatus de los refugiados o de los requeridos por Venezuela que aún no tienen una protección de Colombia?
El estatus de refugiados de los venezolanos en Colombia no tendría por qué cambiar con la normalización de las relaciones con Venezuela por una razón muy simple que es que salen por presiones de carácter económico y político que el régimen ejerció sobre ellos. Creo que lo va a hacer Petro, y lo dijo en varias ocasiones, sería continuar con el estatus de protección a migrantes venezolanos que inició Iván Duque, ampliando la posibilidad de que el estado colombiano preste los servicios que se prometen en ese estado de protección porque la cuestión no es solo darles un estatus de legalidad con el que puedan conseguir un trabajo y demás, sino incorporarlos con la ayuda del Estado a la economía y la productividad de nuestro país. Vamos a ver una continuación de esa provisión de servicios por el estado y una continuación de la implementación del estatuto de seguridad, no creo que en eso haya diferencia. Lo que puede cambiar es que abiertos los servicios consulares entre ambos países, le va a quedar más fácil a Colombia el registro de los venezolanos que entran.

¿Cuál será su política con las FARC?
A lo que sí está comprometido Petro es a continuar el proceso de paz que se firmó con el presidente Juan Manuel Santos. Creo que estos cuatro años del presidente Iván Duque fue un paréntesis que no se avanzó mucho y lo que aprendimos es que, al no haber avanzado en la implementación de los acuerdos, nos volvimos a sumir en problemas de seguridad que dábamos por superados. Ese riesgo no se puede seguir corriendo. El compromiso de Petro y el círculo político que lo rodea es la implementación rápida y con recursos del proceso para avanzar en otro tipo de reformas que son urgentes para la gente y que no necesariamente están vinculadas con los temas de seguridad.

En el plan de reconciliación, ¿cómo se va a incluir al ELN tomando en cuenta que existe una facción que se encuentra en la frontera venezolana?
La propuesta de Petro, al igual que el resto de los candidatos, es que eventualmente si se dan las condiciones políticas para que ello suceda, estarían dispuestos a adelantar negociaciones con el ELN. Ahora, esas condiciones todavía están muy lejos de presentarse, ese no es un proceso de paz inmediato porque la voluntad de paz del ELN ha sido menos contundente que las de las FARC. Es una negociación más difícil que va a requerir mucho más del ELN y que ciertamente va a mejorar por fin, si sucede, la situación del manejo de la frontera entre Venezuela y Colombia que sufre los problemas de seguridad desde hace mucho tiempo.

Petro despotricó contra la clase económica colombiana durante la campaña, ¿inspira confianza al sector privado local y extranjero para invertir?
Creo que Petro no era el candidato favorito del sector privado y del empresariado colombiano. Hizo esfuerzos elocuentes al final de su campaña por enviar un parte de tranquilidad al sector privado. Lo dijo en su discurso de victoria, que suscribía el capitalismo y el libre mercado, pero que sentía que el crecimiento de la productividad debía alcanzar para que un sector más grande la población subsista, y subsista bien. Luego, el sector productivo va a dar un compás de espera, seguramente va a apoyar la posibilidad de una reforma tributaria porque de otra forma el estallido social no se va a hacer esperar nuevamente. El sector productivo ya lo entendió. Creo que va a primar la dinámica de lado y lado, la capacidad que tengan de negociar, hacer concesiones y trabajar colectivamente así no sean los mejores amigos.

¿Qué tanto va a cumplir Petro de su plan de gobierno?
Hay muchas propuestas que definitivamente no se van a poder llevar a cabo en sus cuatro años. Pero creo que la gente ha esperado tanto a que haya la posibilidad de que empiece con el proceso de reforma y creo que eso ya significaría un avance grande. Él quiere educación secundaria y universitaria gratuita para todo el mundo. Yo creo que nuestro sistema económico todavía no da para eso, pero que empiece a avanzar en esa dirección será un gran logro, igual que lo va a suceder con el sistema de pensiones que quiere reformar para dar una vejez más digna a los colombianos, eso también va a requerir de muchos recursos y de reestructuración del sistema. Pero como digo, creo que la gente está tan desesperada que no se ha hecho nada en tanto tiempo, que con que se empiecen a dar los primeros pasos ya se daría por bien satisfecha.

ANALISTA
Profesora de la Universidad de Los Andes habla sobre la victoria de Gustavo Petro  

  • Nombre completo:  Sandra Borda Guzmán
  • Nacimiento:  16 de abril de 1974, Bogotá, Colombia
  • Ocupación:  Profesora
  • goog_927564451Resumen de su carrera:  Es profesora asociada del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes. Tiene una amplia experiencia en el área de Relaciones Internacionales y combina su labor investigativa con el trabajo en medios de comunicación como El Tiempo, Canal NTN24, Radio Nacional de Noticias, BBC de Londres, entre otros. Sus temas de investigación giran alrededor de las Relaciones Internacionales, Métodos de Investigación en Ciencias Sociales, Gobernanza global, la política exterior colombiana y estadounidense, organizaciones sociales. Sus intereses también se relacionan con temas como la internacionalización de los conflictos civiles, la integración regional, derechos humanos, entre otros. Borda, ha sido investigadora visitante en universidades como la ITAM de México, The Munk Center for International Studies en la Universidad de Toronto, y en el Departamento de Relaciones internacionales de la Universidad de Groningen en Holanda. Recientemente también ha sido parte de la Misión en Política Exterior, un grupo de siete expertos elegidos por el gobierno colombiano con el propósito de formular recomendaciones para las futuras políticas exteriores. 

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