Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana califica de miseria endémica corrupción en la Lotería


El caso es penoso y doloroso: por décadas la Lotería Nacional ha llevado un sistema “disfuncional” que comienza desde la misma adjudicación de la impresión de los billetes, que lleva tintes de monopolio. 


El escándalo desatado esta semana por la denuncia de irregularidades en el manejo de billetes y cobro de premios de la Lotería Nacional de Beneficencia, se suma a una lista histórica de actos irregulares y de posible corrupción en dicha institución que requieren acciones inmediatas de la Contraloría General de la República y del Ministerio Público. Lo fundamental a entender es que la disfuncionalidad de la institución no es ni de ahora ni de hoy. Para entender el problema —y lo que se requiere para resolverlo— es aceptar que no es nuevo y que ni investigaciones de hechos aislados, ni “renuncias” de funcionarios que pueden convertirse en meros reacomodos de puestos políticos, pueden resolver un problema que es estructural; y que ha hecho de la Lotería Nacional –casi por diseño— un botín que, de administración en administración, se entrega a cómplices políticos que no quieren que cambien.
El caso es penoso y doloroso: por décadas la Lotería Nacional ha llevado un sistema “disfuncional” que comienza desde la misma adjudicación de la impresión de los billetes, que lleva tintes de monopolio. El caso que hoy ocupa titulares se suma a otras irregularidades: libretas de billetes capturadas por beneficiarios finales no identificados, en contravención a la Ley de Transparencia; escándalos que llegan al ruedo público, tales como renuncias de directores por transfuguismo político y el negociado nunca aclarado ni juzgado de Buko Millonario; y manejos opaces a lo interno de controles deficientes, insuficientes y/o inexistentes para todas las etapas fundamentales de entrega, venta, pago, devolución y descarte de los billetes. Y nada de esto es sorpresa ni para la institución ni para las entidades de control y de justicia.

Una vez más el oportunismo rapaz de la clase política queda al descubierto gracias al control social que ejerce el periodismo sumado al eco de las redes sociales, ante la falta de transparencia proactiva y el debido control de una institución que maneja tanto dinero, sin dejar de mencionar la particular torpeza (¿descaro?) de los funcionarios y particulares presuntamente implicados. Los nombramientos en la institución evidencian conflictos de intereses endémicos y complicidad colectiva. La Lotería Nacional es rehén de una cultura de acuerdos políticos que, en esta administración, se ha sellado con la entrega del feudo a un aliado. La impunidad de los involucrados, desde él que da la orden hasta el que la ejecuta bajo la complicidad del que no ejerce su rol de control, parece garantizada.

Queda expuesto nuevamente un sistema normativo deficiente y una falta de voluntad política que ha sido incapaz de combatir la corrupción. Se añade en este caso un cariz de indolencia miserable, ante posible peculado de los recursos de una entidad estatal de caridad, supuesta a ayudar a los necesitados.

Sumamos nuestra voz a todas las que ya exigen al Ejecutivo la separación de todos los funcionarios implicados para que las investigaciones tanto de la Contraloría como del Ministerio Público puedan llevarse a cabo con independencia y sin intimidaciones. Principalmente exigimos que se despolitice la entidad, profesionalizando su servicio, ya que los nombramientos por amiguismo son el primer acto de corrupción en una entidad, y que haya un cambio inmediato hacia la transparencia. Este suceso demuestra que se requiere la modernización y uso de la última tecnología existente en todas las etapas del proceso de entrega, venta, pago, devolución y descarte de los billetes, para prevenir, mitigar, investigar y eventualmente sancionar la comisión de delitos en este contexto.

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