Trata de menores se triplicó, según informe de Unodc


Globalmente, una de cada tres víctimas de tráfico ilegal de personas es un menor de edad, según el quinto reporte de esta naturaleza.

La proporción de niños entre las víctimas de trata detectadas se ha triplicado, mientras que la proporción de niños se ha multiplicado por cinco en los últimos 15 años. Las niñas son tratadas principalmente con fines de explotación sexual, mientras que los niños son utilizados para trabajos forzados, según el Informe global sobre la trata de personas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC por sus siglas en inglés) que fue divulgado este martes 2 de febrero.

Globalmente, una de cada tres víctimas de tráfico ilegal de personas es un menor de edad, según el quinto reporte de esta naturaleza.

Las niñas son víctimas de explotación sexual en su mayoría, mientras que, en los varones, un 23% se registra para explotación sexual, un 66% para labores forzadas y el 11% para otras formas de explotación. En esta última situación ocurre cuando la persona es obligada a cometer crímenes, recoger droga o cultivarla. Diecinueve países del mundo identificaron esta particularidad de tráfico humano, siendo la región del norte de África y el Medio Oriente las que arrojaron números más significativos, aproximadamente 30% de las víctimas.

Aunque aún se ha reportado en pequeñas cifras el tráfico de humanos para la extracción de órganos en regiones como el Norte y Sur de África, Asia, Centroamérica y Europa, es un número con tendencia a crecer. En 2017 se contaron 25 víctimas, pero un año después superaron las 40. Las niñas son más vulnerables a trata con propósitos de explotación sexual, mientras que los varones son reclutados para trabajos forzados entre los que se cuentan la pesca, minería, el campo, o son presa de bandas que los integran a sus filas para cometer delitos.

Países de África Occidental, Asia Meridional, Centroamérica y el Caribe suelen presentar una proporción mayor de niños entre el total de las víctimas de trata, que a su vez se relaciona directamente con el nivel de ingresos en el país de detección, especialmente de bajos ingresos. En cambio, los países ricos tienden a detectar más adultos como víctimas.

Los menores, víctimas, detectados en países de bajos ingresos tienen más probabilidades de ser explotados trabajo infantil, particularmente en el caso de África subsahariana. No obstante, los menores detectados en países de ingresos altos con frecuencia lo hacen para fines de explotación sexual.

Naciones donde los niños representan una mayor proporción de las víctimas de trata también son de países donde el trabajo infantil es más frecuente. Según la Organización Internacional del Trabajo el continente africano registra mayor prevalencia de niños entre 5 y 17 años.

Los menores, víctimas, detectados en países de bajos ingresos tienen más probabilidades de ser explotados trabajo infantil, particularmente en el caso de África subsahariana. No obstante, los menores detectados en países de ingresos altos con frecuencia lo hacen para fines de explotación sexual.

Por ejemplo, un estudio en Burkina Faso documentó que el 14% de los niños que trabajan en extracción de oro no reciben remuneración, o solo se les proporciona comida y alojamiento (16%). Aproximadamente la mitad de los que cobraron apenas logran cubrir la comida y el alojamiento y sólo un tercio de ellos logró mantener a sus familias.

En algunos contextos socioeconómicos, la trata de niños puede ocurrir a escala comunitaria, a menudo involucra miembros de la familia en extrema necesidad que pueden alentar a los menores a trabajar y sentir la presión de contribuir con dinero a la casa, lo que los pone en situación mucho más vulnerable.

Los menores, víctimas de trata con fines de explotación sexual, mayoritariamente niñas, se identifican en todas partes del mundo, pero principalmente en Centroamérica, el Caribe y Asia. Al igual que ocurre con los trabajos forzados, en los países de bajos ingresos suelen detectarse más casos de explotación sexual. 

A pesar de que no existen estadísticas precisas sobre la edad o rango de los niños que han sido traficados para propósitos de trabajo en general, los estudios han detectado su presencia en actividades de agricultura en donde inician labores desde los 6 a 9 años. En el oeste de África, por ejemplo, las niñas trabajan en labores domésticas y las más grandes para cocinar. Incluso en las minas se han detectado menores de 6 o 7 años, mientras que las labores de los más grandes suelen enfocarse en excavaciones según la condición física del menor.

EXPLOTACIÓN SEXUAL
Los menores, víctimas de trata con fines de explotación sexual, mayoritariamente niñas, se identifican en todas partes del mundo, pero principalmente en Centroamérica, el Caribe y Asia. Al igual que ocurre con los trabajos forzados, en los países de bajos ingresos suelen detectarse más casos de explotación sexual. No obstante, el perfil de las víctimas cambia según el ingreso nacional. Los niños y niñas entre 14 y 17 años parecen ser un objetivo especial. El patrón de edad parece ser parte de los más amplios de género, a pesar de que no todos los países informan sobre la edad exacta del menor. Mucho se asocia a la edad en que cada país considera que inicia la adolescencia, en uno es entre los 12 y 17 años, otros a partir de los 13 o 14 años.

No obstante, las adolescentes siguen siendo un blanco de acoso y hasta violencia sexual, al igual que de asesinatos. El riesgo de muerte en las niñas es el resultado del aumento de la violencia desde la adolescencia temprana y la tardía y el primer incidente de violencia sexual por lo general ocurre con mayor frecuencia entre los 15 y 19 años.

Guatemala y El Salvador son las naciones que más víctimas reportan. En el primero, las jóvenes entre 14 a 17 ocupan el primer lugar en la gráfica con el 70%, mientras que este mismo grupo en El Salvador se cuenta en 50%. En el mismo orden, las chicas de 0 a 12 o 13 años han sido víctimas de trata de personas en un 17%, y en El Salvador un 12%.

Las principales causas que vulneran la condición infantil son las necesidades económicas (40%), una familia disfuncional (36%), menores privados del cuidado de sus padres (18%), situaciones emocionales que los relacionan a sus victimarios (13%), desórdenes mentales (10%), migración (5%) y otros.

Siendo las carencias económicas uno de los principales factores que incide en la explotación infantil, la práctica de enviar a los niños a trabajar se observa como un mecanismo de supervivencia para que las familias sobrevivan en condiciones de pobreza extrema. Tan pronto las familias consideran que tiene “edad” para permitirlo, los envían a la jornada, esta práctica podría convertirse en trata de niños. En Asia, por ejemplo, los padres obligan a sus hijos a trabajar en el campo para pagar deudas.

Guatemala y El Salvador son las naciones que más víctimas reportan. En el primero, las jóvenes entre 14 a 17 ocupan el primer lugar en la gráfica con el 70%, mientras que este mismo grupo en El Salvador se cuenta en 50%. En el mismo orden, las chicas de 0 a 12 o 13 años han sido víctimas de trata de personas en un 17%, y en El Salvador un 12%.

Un porcentaje menor de los infantes es traficado para forzarlos al matrimonio, las niñas especialmente. Esto puede percibirse en algunas culturas como una forma de mejorar los ingresos familiares por el valor que adquiere una hija que pretenden casar, lo que también se conoce como dote.

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