Comarcas de Panamá, con los peores índices de rezago en crecimiento infantil de Latinoamérica

Un informe de las Naciones Unidas (FAO)  midió la malnutrición y el sobrepeso en niños de cero a cinco años en Latinoamérica y revela serios retrasos de crecimiento infantil en  las Comarcas Guna Yala (57%) y Ngäbe Buglé (64%) en comparación a otros territorios


El informe señala que algunas zonas del país superan más de 40 puntos porcentuales a los territorios no rezagados, como el caso de la Comarca Guna Yala (57%) y Ngäbe Buglé (64%).

Panamá ocupa el primer lugar en la región centroamericana con los índices de retraso en crecimiento infantil en menores de cinco años, lo que los especialistas determinan como rezago en el crecimiento en la primera infancia.

Así lo revela un reciente estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), titulado: "Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina y el Caribe 2020", que recoge los índices de mayor rezago en malnutrición infantil y sobrepeso.

El informe señala que algunas zonas del país superan más de 40 puntos porcentuales a los territorios no rezagados, como el caso de la Comarca Guna Yala (57%) y Ngäbe Buglé (64%), lo que las coloca en una situación sumamente vulnerable en comparación con el resto de la población, y que se agravará debido a los efectos de la pandemia, que aún no se materializaron en el informe.

En Panamá, al igual que países como Perú, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Trinidad y Tobago, se observa un retraso del crecimiento de niños y niñas menores de cinco años, que alcanza el 12.6%. El porcentaje casi duplica la tasa de sobrepeso infantil, es decir, en la región viven 2 millones de niños y niñas con retraso del crecimiento y un millón con sobrepeso.

Más allá de los promedios de los países considerados, las diferencias son muy marcadas en Belice, Colombia, Guatemala, Guyana Honduras, Panamá y Perú, donde la brecha en los porcentajes de retraso en el crecimiento entre territorios con alto rezago y los no rezagados es superior a la del promedio y se acerca a 48 puntos porcentuales en Panamá y a 34 en Guatemala. A modo de ejemplo, si el 61% de los niños que habitan en los territorios con mayor rezago de Panamá sufre desnutrición crónica, esto solo afecta al 13% de los niños que habitan los territorios sin rezago, lo que denota diferencias acusadas entre las distintas zonas del país.

Las evidencias sobre las principales causas asociadas a la malnutrición, por lo general, revelan que los territorios más rezagados no han sido partícipes de las políticas ni de las inversiones públicas necesarias para enfrentar tales causas.

El informe calcula que en Panamá, el costo diario de una dieta saludable, equivale a $5, superado por Jamaica $5.4; Guyana $5.1; y Surinam $5.1.

CAUSAS DE MALNUTRICIÓN
Hay dificultades relacionadas al nivel de ingresos, el acceso a la educación y servicios de salud, disponibilidad de empleo o prevalencia del embarazo adolescente, entre otras circunstancias.

De igual forma, el acceso limitado a agua potable y factores de higiene como servicios sanitarios suelen guardar relación con mayores niveles de malnutrición, en especial en áreas rurales y aisladas de países en desarrollo. Aunado a esto, una mala educación nutricional y las prácticas de alimentación deficientes de los menores, en especial durante los primeros años de vida, deben considerarse factores asociados a la baja diversidad y calidad de las dietas.

En este aparte, el informe calcula que en Panamá, el costo diario de una dieta saludable, equivale a $5, superado por Jamaica $5.4; Guyana $5.1; y Surinam $5.1.

Se calcula que, como promedio, en los países de ALC el 26,5% de la población no puede acceder a una dieta saludable. En nuestro país, de acuerdo al Panorama, esta cifra corresponde al 18% de la población.

A pesar de que los determinantes sociales de la salud deben ser comunes a todas las formas de malnutrición, el peso de unos sobre otros para explicar el retraso en el crecimiento o el sobrepeso infantil puede ser distinto según los territorios y su nivel de rezago.

Es decir, una familia de bajos ingresos que vive en un área urbana, el acceso físico a alimentos nutritivos puede ser determinante para explicar casos de desnutrición o incluso sobrepeso.

Pero, para una familia de bajos recursos que vive en un medio rural, el acceso físico a alimentos nutritivos y diversos no será tan determinante, porque puede acceder más fácilmente a árboles frutales, hortalizas de huertos caseros, un río cercano o el mar.

El Panorama de la FAO identificó 328 territorios en 23 países en América Latina y el Caribe. De ellos, 55 territorios presentan alto rezago en el retraso en el crecimiento y 142 rezagados por el mismo indicador.

SOBREPESO INFANTIL
Otro desafío relacionado con el anterior es que el retraso en el crecimiento o del sobrepeso infantil, son el resultado del funcionamiento de los sistemas alimentarios.

La pobreza impide a las familias acceder a alimentos saludables, esta es una determinante importante para explicar la existencia de territorios rezagados en relación a la malnutrición. Aunque no son lo mismo, son caras de la misma moneda.

El Panorama de la FAO identificó; 328 territorios en 23 países en América Latina y el Caribe. De ellos, 55 territorios presentan alto rezago en el retraso en el crecimiento y 142 rezagados por el mismo indicador.

Para el caso del sobrepeso infantil, la situación es similar, con 311 territorios identificados en 22 países. Estos indicadores se relacionan con estilos de vida urbanos, situación completamente opuesta al caso del retraso del crecimiento.

Es posible encontrar en un mismo territorio población rezagada simultáneamente por retraso en el crecimiento como por sobrepeso. De los países de América Latina, Panamá presenta esta situación en la Comarca Ngäbe Buglé, Colombia en el Cauca y Vaupés y Trinidad y Tobago en el South West. Todas con alta proporción indígena y afrodescendiente, altos niveles de ruralidad, pobreza y necesidades básicas insatisfechas. A esto llama la atención el menor número de centros de salud presentes en las áreas de doble carga de malnutrición y la menor presencia de médicos. Entre otras características que pueden estar asociadas a la falta de políticas alimentarias y a un menor acceso a alimentos sanos tras el periodo de lactancia, son muy perjudiciales para estas poblaciones y los territorios en los que habitan.

El Panorama de la FAO identificó 328 territorios en 23 países en América Latina y el Caribe. De ellos, 55 territorios presentan alto rezago en el retraso en el crecimiento y 142 rezagados por el mismo indicador.

De acuerdo a estudios previos efectuados por la FAO, esto tendría una mayor relación con el acceso físico a alimentos, más que con una falta de ingresos que condicionen el acceso económico.

EFECTOS DE COVID
Las últimas estimaciones disponibles prevén que la economía de la región se contraerá un 9% durante 2020 y pronostican un incremento en los niveles de pobreza y de pobreza extrema de 7,1 y 4,5 puntos porcentuales, respectivamente (CEPAL y FAO, 2020). Para dar una idea de la magnitud del problema en los territorios, este impacto equivale a un retroceso de 16 años en la lucha contra la pobreza extrema en áreas rurales en la región, donde se espera se incremente en 4,9 puntos porcentuales, aunque lógicamente esta previsión puede variar entre países y entre territorios.

Aún las consecuencias de la pandemia en los indicadores de malnutrición no se han podido contabilizar. No obstante, se prevé que el mayor impacto se observará en las áreas donde los factores condicionantes de la malnutrición, en áreas de mayor pobreza y vulnerabilidad descritos, sean los más afectados.

Las últimas estimaciones disponibles prevén que la economía de la región se contraerá un 9% durante 2020 y pronostican un incremento en los niveles de pobreza y de pobreza extrema de 7,1 y 4,5 puntos porcentuales, respectivamente (CEPAL y FAO, 2020).

Entre las políticas sugeridas para promover el acceso económico a una alimentación adecuada en los territorios rezagados, la FAO, sugiere sistemas de protección social, apoyo a los medios de vida de los agricultores, empleo decente, programas de alimentación escolar, fomento de la nutrición materno-infantil, alimentación complementaria, agua, saneamiento e higiene, calidad de los alimentos consumidos fuera del hogar.

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