Durante la administración de Ricardo Martinelli se hicieron dos compras de equipos de espionaje: una capaz de interceptar computadoras, y otra, que través del celular, se conocían los más íntimos secretos del blanco
En marzo de 2010, cuando la alianza de gobierno entre Ricardo Martinelli y Juan Carlos Varela gobernaba el país, la empresa israélí MLM Pc Surveillance Systema hacía una propuesta a la Policía Nacional a petición del gobierno panameño.
La empresa, experta en adquirir información de las computadoras de sospechosos, vendió a Panamá el programa programa PSS que se instalaría silenciosamente en la computadora del blanco usando un método de infección. Es decir, a traves de un email "inocente" con un link infectado, identifica en la computadora del objetivo los comandos que desea intervenir, los capta, y los manda al centro de control en forma imperceptible para el usuario.
De esta manera, los agentes recibirían los comandos de operación para capturar la data deseada tales como, audios, archivos, etc, que sería enviada al interesado en forma encriptada.
La infraestructura de comunicación estará basada en servidores conectados a internet ubicados en un centro de control que captura la información para después ser analizada por la Policía. La operación se realiza en forma segura, desde el centro de control a los servidores, y viceversa, sin levantar sospechas del blanco.
El contrato también incluía un programa de identificador de voz con tecnología biométrica que permitía localizar un blanco y procesar hasta 50 objetivos. Entre los beneficios de este equipo, permitía trabajar en varios canales a la vez, no era intrusivo y permitía detectar a un sospechoso en tiempo real, podía monitorear las llamadas de un blanco, tenía una cobertura global para interceptar teléfonos tan pronto detectaba la voz del objetivo.
La propuesta incluyó un equipo localizador de móviles llamado circles capaz de determinar la ubicación del celular, si se encuentra apagado o prendido, el momento en que usa internet. El sistema también podía seguir a dos blancos a la vez para conocer sus movimientos, si se alejaban o se acercaban entre ellos, seguir la ruta.
La urgencia por obtener un equipo de esta naturaleza, o capaz de interceptar las comunicaciones de sospechosos, ya se había hecho sentir. Ese año, Martinelli envió un mensaje al teléfono de la embajadora de Estados Unidos en Panamá, Barbara Stephenson, en el que le pedía ayuda con las escuchas telefónicas, pensando que tal vez la entidad diplomática pondría a disposición de Panamá un equipo especializado para esta tarea.
A la diplomática no le cayó en gracia el mensaje. Escribió a Washington que el jefe de Estado tenía una actitud infantil y que pensaba que "las escuchas son la solución para todos los problemas de criminalidad", según se lee en el wikileak filtrado.
Después del amargo incidente diplomático, la embajada norteamericana envió dos agentes de la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA), para ayudar al gobierno panameño en la interceptación de comunicaciones para operaciones antinarcóticos, denominado "Operación Matador".
Dos años más tarde, un sueño se completaba: saber todo de todos. El gobierno efectuó una compra infalible, que permitiría prácticamente conocer la íntima de cualquier persona que pusiera en la mira.
En 2012 hizo tratos con la empresa israelí que vendió al gobierno uno de los mejores aparatos de escuchas telefónicas que jamás haya tenido el Estado.
El uso que se le dio a este equipo tiene enliado al expresidente Ricardo Martinelli por haberlo utilizado para escuchar ilegalmente a cientos de blancos que pasada la administración gubernamental, interpusieron querellas ante la Fiscalía. La Corte Suprema de Justicia inició una investigación que hoy tiene a Martinelli tras las rejas en Miami, ciudad donde residía mientras solicitaba un asilo a Estados Unidos, a la espera de su extradición a Panamá.
En el expediente que se le sigue a Martinelli por cuatro delitos, entre ellos inviolabilidad del secreto y derecho a la intimidad, hay varias versiones de testigos protegidos que han contado cómo funcionaba el equipo y a quiénes se espiaba con él. Casi todas coinciden en metodología, los nombres del personal que manejaba las máquinas o hacía los informes al 'jefe', los nombres del personal que entrenó a los funcionarios panameños, y la ubicación del sistema.
Entre ellas destaca la del testigo 8430145, que rindió declaración ante la Fiscalía Auxiliar. En su declaración describe que el equipo era de la más alta tecnología.
Cuando todo mundo pensaba que los mensajes de texto del black berry eran casi inviolables, este aparato lo hacía todo. Era capaz de interceptar el BBPin, el whatsapp, el correo electrónico del móvil, el audio ambiente donde se encontraba el sujeto interceptado, además, tenía acceso al directorio de contactos de la persona, la tarjeta de memoria, también localizaba geográficamente al teléfono, y en algunos modelos de celular, era capaz de guardar la conversación telefónica, saber con quién se reunía la persona, rastrear sus movimientos. En fin, a través de este aparato, se desnudaba la vida del objetivo hasta conocer todos sus secretos.
El testigo señala en su declaración, que para la operación del sistema era necesario que hubiera fibra óptica, para eso, se hizo un contrato con la empresa Liberty Technology, que dio soporte de internet para los servidores. Las antenas estaban instaladas en el área de los tanques de Balboa, cuyo permiso de instalación se obtuvo de la Autoridad del Canal de Panamá, zona controlada por esta entidad. El equipo consistía en tres computadoras que estaban conectadas a un servidor y ésta a su vez a otros servidores de la estructura principal.
El testigo dijo, según la traducción del testimonio efectuado por la defensa de Ricardo Martinelli y entregado a la Corte del Distrito Sur de la Florida, que el 4 de mayo de 2014, unos días después de las elecciones presidenciales, el CSN desmanteló las computadoras. A las 7:30 de la noche, aprovechando que estaba oscuro, transportaron los equipos en una camioneta color blanca en la que dos de los agentes entrenados, Didier (alias de Rony Rodríguez) y Guillermo (el alias de Wiilliam Pitti), la transportaron a un sitio desconocido.
Dos días después de esto, el testigo afirma que también se removió el estante donde estaban situadas las computadoras, y se dispuso en una casa chiquita del Consejo.
El primer día de agosto de 2014, el testigo entregó a la autoridad un disco compacto con parte de la información que probaba su versión.
El disco fue enviado a la Dirección de Investigación Judicial de la Policía Nacional el 8 de agosto del mismo año para que transcribiera los 40 minutos grabados cuya fuente era una persona que ocultaba el rostro y con voz distorsionada, pero entendible.
En este video, el testigo describe que cuando se instaló el equipo, las primeras prácticas se hicieron con sus propios celulares. Los infectaban, por así decirlo, de dos formas. La primera, la más directa, consistía en detectar con qué compañía mantenía servicio la persona a interceptar. Luego, el sistema entraba al teléfono de forma imperceptible, el teléfono se apagaba por dos segundos que podían pasar desapercibidos si la persona no estaba pendiente de su teléfono. Una vez cumplido ese paso, el sistema empezaba a instalarse en el móvil y tardaba 24 horas al programa poder completar la tarea porque también dependía de la velocidad o la intensidad de la señal que había en el celular al momento de la interceptación. A veces no se completaba en el primer intento y había que tratar varias veces.
La segunda forma de extraer los datos del teléfono, consistía en mandarle un mensaje de texto, SMS. Para esto había que enviar un mensaje al blanco que incluía un link que le llamara la atención. Esto era más efectivo y rápido, pero también tenía una desventaja y es que la persona no está acostumbrada a abrir los enlaces que le llegan del teléfono de un extraño. Por ejemplo, aparecía que venía de un número 0034 y otros ocho dígitos, así la víctima pensaba que se trataba de un mensaje del extranjero.
Con este equipo se conocieron las conversaciones de adversarios políticos, ministros, sus esposas, magistrados de la Corte Suprema de Justicia, magistrados del Tribunal Electoral, prominentes miembros de la Iglesia católica, diplomáticos, periodistas, en fín, de todo a quien estaban interesados en hacerle un ‘dossier’.
Después de haber recibido la declaración del testigo, la Fiscalía hizo una inspección ocular a la Dirección de Migración para comprobar los records de entrada al país de los representantes de la empresa israelí encargados de las instalaciones.
Así como él, aparecen otras declaraciones, supuestamente de exmiembros que trabajaron en el Consejo de Seguridad Nacional, siguiéndo ordenes de la persona que identificaban como ‘el jefe’.
Ese ‘jefe’ según la declaración jurada de Ismael Pitti, es Ricardo Martinelli, que ha sido requerido por el gobierno panameño a Estados Unidos. La petición de extradición enviada por Panamá, ha pasado la verificación del Departamento de Estado, entidad en quien finalmente recae la decisión de extraditar al exmandatario. Entre tanto, Martinelli surte una larga batalla legal para evitar pisar suelo panameño.
Detenido desde el 12 de junio pasado en la prisión federal de Miami, la defensa acaba de recibir un revés después de que el juez Edwin Torres negara una petición de fianza solicitada en reiteradas ocasiones, y de distintas formas. En cambio, el juez se comprometió, como un acto de deferencia hacia el exmandatario, a participar de un proceso expedito de extradición.
La próxima audiencia se fijó para el 25 de julio próximo. Ésta a diferencia de las dos anteriores, discutirá elementos de fondo del proceso de extradición.
Los fiscales que participan en Estados Unidos (en representación del gobierno de Panamá) tienen la obligación de que se ejecute el acto de extradición, pero finalmente la decisión se queda en manos del Departamento de Estado. La audiencia de extradición es solamente un control de formalismo.
La defensa podrá utilzar los argumentos que crea necesarios para abortar la extradición, pero el juez, ponderará solo los papeles que tengan que ver con la extradición más no con el fondo del caso penal.
En el caso que se sigue en Panamá, también están imputados dos exdirectores del CSN: Alejandro Garúz y Gustavo Pérez, además de miembros del CSN, como Rony Rodríguez y William Pitti, ambos prófugos.
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