Sobornos que se disfrazaron con contratos y facturas falsas

Investigación del Departamento de Justicia de los Estados Unidos revelan un entramado de corrupción entre funcionarios panameños de alto rango a través de compras tecnológicas

El contrato de $14.5 millones del que se habla, coincide con uno que mantiene la Caja del Seguro Social con SAP. Corresponde a la compra del programa Safiro que se utiliza para las funciones presupuestarias. Es lo único que podemos decir por el momento”, indicó José Miguel Guerra, vocero de la Caja del Seguro Social al consultárseles sobre el anuncio que hizo el FBI (Oficina Federal de Investigación de Estados Unidos, en castellano) de que un ejecutivo de SAP admitió haber sobornado a funcionarios panameños para logar la adjudicación de un contrato en el 2009.

Vicente Eduardo García, ejecutivo de SAP Internacional, admitió que él fue parte de “un esquema para sobornar a oficiales panameños para asegurarse contratos de tecnología”, informó el FBI a través de un comunicado que se publicó el pasado 12 de agosto. Los reportes de la agencia estadounidense solo mencionan que fueron tres los funcionarios sobornados, mas no revelan sus identidades.

EL MODUS OPERANDI
Vicente García, ejecutivo de la empresa norteamericana SAP, pretendía concretar varios contratos con distintas entidades del gobierno de Panamá por un monto de $150 millones.

Aunque, Wyn Hornbuckle, vocero del Departamento de Justicia de los Estados Unidos se reservó el nombre de los funcionarios que recibieron sobornos, en la acusación formal de la Corte del Distrito de California “indictment” contra García, se explica la manera en que se otorgaron los sobornos.

Para asegurarse de que el gobierno panameño otorgara a SAP todos los contratos para homogeneizar la tecnología gubernamental, García, junto con un asesor, dos consultores y un socio acordaron pagar coimas a dos funcionarios panameños. Ambos funcionarios, (oficial A y B) cuya identidad se conoce en los Estados Unidos, eran servidores públicos de alto rango del gobierno panameño, y con influencias en la toma de decisiones.

García y sus socios sabían que una parte del dinero destinado para las coimas lo recibiría un tercer funcionario de alto cargo, cuya identidad también se mantiene en reserva. Las coimas eran entregadas a través de una empresa controlada por un pariente cercano del tercer funcionario.

Los porcentajes se clasificaban de la siguiente forma; el 2% para uno de los funcionarios, el agente recibiría el 10% del contrato. Otro porcentaje, no definido, se entregaría a un segundo funcionario. La coima se justificaría en un documento de dos páginas como máximo en el que se establecería un 10% en concepto de comunicaciones y servicios de cosultoría.

Los empresarios consideraban que los funcionarios que recibieron el soborno tenían la influencia y autoridad para aprobar el primer contrato.

El pago de coimas se disfrazaron con contratos y facturas falsas.

Así, García y sus socios consiguieron el primer contrato por un monto de $14.5 millones, que incluía $2.1 millones en concepto de una licencia de software. Muy pronto, se detalla en el indictment, el gobierno panameño firmaría nuevos contratos que incluían productos de SAP.

García, que enfrenta cargos por conspiración y violación a la Ley contra prácticas foráneas de corrupción, coordinaba los planes con sus colegas en persona, vía telefónica, por correos electrónicos o en la computadora, utilizando los servidores de internet basados en el Norte del Distrito de California.

Según el documento al que tuvo acceso La Estrella de Panamá, alrededor del mes de junio de 2009 hasta diciembre de 2013, García, en representación de SAP, pretendía asegurar la venta de equipo tecnológico al gobierno de Panamá momentos en que Ricardo Martinelli ocupaba la silla presidencial.

SAP consideraba estrategicamente importante a Panamá, como un escaparate de ventas para Latinoamérica. En junio de 2009, un oficial del gobierno envió un correo electrónico a uno de los ejecutivos de SAP en el que le manifestaba la intención del gobierno de modernizar la plataforma tecnológica gubernamental. El empresario reenvió el correo a García de inmediato. Un mes más tarde, el funcionario le pidió a uno de los empresarios que lo invitara a México a un supuesto viaje de negocios. En realidad solo iba de placer. Pero eso fue suficiente para que los negocios empezaran a tomar forma. Los empresarios saboreaban los primeros $5 a $10 millones.

En mayo de 2010 García viajó de la ciudad de Miami a Panamá para encontrarse con los funcionarios de alto rango. Durante estas reuniones el propietario de SAP vió una oporunidad para hacer negocios prometedores entre 2010-11.

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