Una de las instituciones que goza de mayor confianza y credibilidad es el Tribunal Electoral. La experiencia dictatorial dejó una herida profunda en las instituciones del país y como es lógico la democracia. Por eso es que en los años 90s, después de la invasión el pueblo quedó esperanzado en reestablecer el status quo democrático institucional.
La escogencia del próximo magistrado será por tanto otro elemento importante en la vida institucional del TE. El gran problema es que la selección de este puesto no es un verdadero concurso, mas bien se trata de una lista que se hace entre los que manifiestan interés en el cargo y reúnen las condiciones legales. En todo caso los magistrados de la Corte tampoco tienen un procedimiento reglamentado, en palabras cortas; pueden escoger a quien le venga en gana. Tampoco se han puesto fechas para la elección lo que da pie a prolongar el anuncio si no han amarrado los votos o lo contrario, reducirlo.
Esta amplitud se presta a la manipulación y manejo político. Todo sujeto a la voluntad directiva de la Corte sin ningún tipo de rendición de cuentas a la ciudadanía.
Hemos manifestado la preocupación por las demandas de inconstitucionalidad interpuestas ante la Corte, y el temor es recurrente. Este organismo no ha demostrado ser responsable en los tiempos reglamentarios para el fallo, si se fallara dentro del termino de lo legal se reduciría la incertidumbre, pero nadie le pone el cascabel al gato si hay retrasos. Por tanto, los conocedores opinan que todo lo que ocurra bajo el fallo será a futuro, pues la reforma ya se aprobó. Por eso es importante que respeten los términos legales. De todos es sabido que hay magistrados que congelan los expedientes, en cualquier país serio se le quitaría la ponencia al magistrado pero en cambio, aquí se burlan de eso.
El verdadero problema en este sentido es que no hay credibilidad en la independencia de la Corte en esta elección, la opinión pública ya esta programada de que el nombrado es el que aprobó el ejecutivo, a pesar de que esto sea falso. Sin embargo la experiencia es así. Pero los que han sido nombrados en el pasado también tenían una línea política, no obstante, han actuado con independencia y no respondiendo a los intereses de los partidos que lo apoyaron en el elección.
Lo anterior por tanto, muestra la importancia de nombrar un candidato probo, con conocimiento en la materia, y capaz de mostrar su independencia sin importar las circunstancias o presiones a las que se vea sometido, de lo contrario, podríamos ver un escenario confuso, por decir lo menos, en las elecciones del 2014.
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