¿Cuál es el impacto económico del covid-19 en Panamá?

Indesa propone al gobierno desactivar temporalmente la camisa de fuerza de las calificadoras que en estos momentos también se encuentran en cuarentena. Recomienda un rol protagónico de los bancos que deben salir más fortalecidos de la fase actual y revisar el tamaño y estructura del sector público mientras se reactiva la economía

A pesar de que algunos especialistas comparan sus efectos con la crisis financiera de 2008, éste es un episodio mucho más complejo porque se trata de una crisis humanitaria y de bienestar que para contrarrestarla es necesario el confinamiento, cierre de empresas y otras actividades que impactarán en el desarrollo de la cadena productiva de varios rubros, elevará el desempleo formal y el empleo informal se verá sumamente golpeado.

Esta situación genera un rol predominante y activo de los gobiernos, no solo en la capacidad sanitaria que muestren para contener el virus y tratar los pacientes contagiados, sino para implementar políticas fiscales y de alivio económico y social en sus países, que permitan reactivar la economía tomando en cuenta que en ciertas fases de la evolución del virus genera un reto más severo.

El golpe económico del virus en el mundo dependerá de qué tanto se disperse. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) pronostica que habrá un decrecimiento mundial de entre un -3% y -4%.

No se trata de escenarios que se resuelven de la mano. Los especialistas marcan una clara asimetría en la evolución de la crisis sanitaria y su impacto económico. La firma consultora panameña Indesa, dedicada a la investigación y consultoría económica y financiera, proyectó un panorama de lo que le espera a Panamá en las siguientes fases de la recuperación del virus y de la situación económica.

Alerta sobre la necesidad de estar preparados para el famoso día después, que tanto anhelan los ciudadanos, en el sentido de analizar los nuevos patrones de consumo y producción, la dificultad que tendrán algunos negocios para renacer, y el esquema de incentivos fiscales que debe tomar en cuenta el gobierno para echar en marcha la nación.

Como primer punto analizan que el virus causó un shock en la demanda a nivel global debido al aislamiento, cierre de empresas que impactará negativamente en despidos totales o parciales y provocará una ruptura del circuito económico. Se suma a lo anterior un golpe social para quienes viven del trabajo informal y en la educación.

En este campo, el grupo hace énfasis en una microeconomía en crisis cuya recuperación no necesariamente está aparejada con la recuperación de la pandemia en términos sanitarios. Todo parece recaer en la demanda, sin ella, no funcionan las empresas.

A pesar de lo anterior, Indesa resalta algunos puntos que alivian la situación económica como el bono solidario que entrega el gobierno a grupos vulnerables, el funcionamiento de los supermercados y abarroterías, además del ingreso disponible de un grupo de la población que gracias a la posposición de los pagos de cuentas y deudas podrá recuperarse más rápido que el sector informal, que está sufriendo.

¿CÓMO SALIR?
Desde la óptica macroeconómica, señalan que el gasto público se va a concentrar en solucionar los efectos adversos de la coyuntura y se desviará la inversión pública tradicional que promueve productividad y que tiene un efecto multiplicador en la economía con excepción de la construcción, adecuación de hospitales e investigación científica. Todo esto resulta en una economía que deberá operar a niveles más bajos de potencial, de empleo tradicional, de tributación, de gastos públicos y de endeudamiento público y privado.

Ante el panorama anterior, Indesa plantea dos vías para reactivar el país. La primera es la monetaria que activan otros países pero que en Panamá recae en la crediticia. Los bancos con un rol protagónico deben salir más fortalecidos que la fase actual porque la liquidez que provee el gobierno es solo una fracción de la del sistema financiero. Otro punto importante es que el gobierno tiene que olvidarse por un tiempo de las calificadoras de riesgo y los bancos deben incrementar sus apoyos al consumo y la producción sin tantas regulaciones sobre capital y reservas, pero solo temporalmente.

En cuanto a la fiscal, la consultora propone revisar el tamaño y estructura del sector público, ajustar gastos corrientes para trasladarlos a apoyar aportes directos e inversiones. En enero y febrero de este año la economía creció un 2% comparado con el año anterior.

En la segunda fase, que es la que identifica la firma como la que atravesamos en este momento, se debe poner un cronograma de aproximadamente en qué mes podremos finalizarla, siendo la tercera fase como aquella en la que empieza la recuperación y activación del comercio mundial, mientras que la cuarta etapa corresponde a una reactivación de la mayoría de los negocios, la banca activada pero con un nivel de desocupación alto y consumo muy restringido.

En este momento, lo ideal es mantener la cadena de distribución de alimentos sin caídas, además continuar con la actividad de ciertos restaurantes que ofrecen comida a domicilio, el Canal y los puertos funcionando y recomiendan como importante que el gobierno cumpla con los subsidios de energía planteados.

En rojo, sin operaciones, hay varios segmentos económicos muy golpeados a saber: turismo, diversiones en todas sus formas, transporte internacional, construcción, comercio al por menor, duty free, médicos y otras profesiones.

¿Qué se avecina en las siguientes fases? Que algunos sectores citados que estaban contraídos en la fase anterior empiecen a mostrar síntomas de recuperación. Otros continuarán con la misma tendencia, como la agricultura y la manufactura para el mercado interno, mientras que en el renglón negativo centran a la venta de vehículos, el turismo internacional y los duty free.

Cuando estas fases arriben podríamos esperar un mayor déficit fiscal si el gobierno no realiza los recortes en gastos corrientes innecesarios. Las inversiones públicas deberán crecer en la segunda parte del año y en esto enfatizan en la minería como una actividad que puede dar signos positivos. La proyección de Indesa es que el Producto Interno Bruto (PIB) real no crecerá, es decir, pasaremos por una recesión ya que tendremos dos trimestres de caída de la producción. El consumo seguirá estancado como en los dos años anteriores, y tendremos "otro round" de deflación por lo cual el PIB real crecerá más que el PIB nominal y eso deteriorará más los indicadores fiscales.

La verdadera reactivación dependerá del comercio internacional y no realmente de nuestro mercado interno.

SIN PRECEDENTES, ADVIERTE CEPAL
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) califica los efectos de la pandemia como un episodio sanitario y humanitario sin precedentes en el último siglo, en su más reciente informe titulado: "Coyuntura, escenarios y proyecciones hace 2030 ante la presente crisis de Covid-19", publicado el 3 de abril pasado. En este sentido, recuerdan que el virus llegó en un momento de lento dinamismo económico a nivel mundial que para contrarrestarlo, los países se han avocado con políticas monetarias, fiscales y fondos de garantía.

En América Latina y el Caribe los efectos directos recaen en la capacidad de reacción de los sistemas de salud, y los indirectos en la contracción de la demanda global y la cadenas de suministro. Cada país ha efectuado sus propias medidas de contención e impactos en el empleo.

El efecto posterior de la pandemia es una rivalidad geopolítica y la lucha por el predominio tecnológico lo que pone en contraposición a dos potencias: China y Estados Unidos. Hasta 2018, China patentó 50% más de productos que su rival, según la base de datos de la Organización Mundial de la Propiedad.

A diferencia de 2008, la presente es una crisis de personas y de bienestar más no financiera. Esto genera un rol protagónico de los Estados para suprimir el virus y los riesgos que afectarán a la economía y la cohesión social.

Como es conocido, aplanar la curva de contagios requiere de aislamiento y esto contrae la economía, paraliza las actividades productivas y destruye la demanda agregada. Por tanto, la forma más eficaz para no aplanar la economía es cumplir con el confinamiento lo mejor posible y hacer eficiente el sistema de salud.

La salida de la crisis dependerá de la fortaleza económica de cada país, por lo tanto, el papel del Banco Mundial será crucial para garantizar el financiamiento dadas las asimetrías que presentan los países desarrollados y en vías de desarrollo. De la misma forma, adquieren un rol de vital importancia las Naciones Unidas y el Fondo Monetario Internacional para garantizar el acceso al financiamiento, sostener el gasto social y mantener la economía con medidas innovadoras.

La receta económica de Occidente se basa en estímulo fiscal, garantías del Estado y medidas económicas. Entre ellos, préstamos estatales y garantías de crédito para empresas, subsidios de desempleo, aplazamiento de impuestos, subsidios a la seguridad social y aplazamiento de deuda. El gobierno de Italia, por ejemplo, otorgó un 19% del PIB a préstamos de las empresas, Alemania un 41%, Reino Unido 14.9%, mientras que Estados Unidos un 4.1%.

No obstante, América Latina tiene un arrastre de 7 años de lento crecimiento, con tasas crecientes de pobreza y pobreza extrema que alcanzaron hasta un 10% en 2019. En nuestro continente, también se registró el peor desempeño de la inversión y cayó la productividad relativa con respecto al resto del mundo.

Goldman Sachs, por ejemplo, proyectó una tasa de decrecimiento de -3,8%, Capital Economics de -1.9%, Bank of América considera que será del -1.6% y Credit Suisse de -1.5%.

La Cepal vislumbra a mediano y largo plazo la quiebra de empresas, la reducción en la inversión privada, menor crecimiento económico, menor integración de cadenas de valor, y el deterioro de las capacidades productivas y del capital humano. A corto plazo prevé un mayor desempleo y precarización laboral, menores salarios e ingresos, aumento de la pobreza y pobreza extrema además de mayores costos en los sistemas de salud y acceso desigual al sistema. El efecto global es una recesión mundial.

Aunado a esto, pronostica una contracción en las exportaciones de bienes en América Latina y el Caribe calculada en un 10.7%, Centroamérica con -4%, México -7.4%, y Suramérica con -13.8%.

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