La mejor arma ante la calificación de paraíso fiscal es bajar los impuestos

Pierre Bessard, presidente del Instituto Liberal de Suiza, insta a Panamá a seguir los pasos de Suiza que bajó su régimen tributario al 13% como una herramienta para liberarse de las acusaciones de paraíso fiscal. La medida pondría al país en la lista de los más competitivos del mundo

La competitividad fiscal es uno de los mejores antídotos que pueden implementar los países considerados como paraísos fiscales en contra de las listas negras y los estigmas generados por las grandes potencias.

Suiza, tras culminar con el secreto bancario, se dispuso a hacer reformas fiscales prácticamente irresistibles para las empresas que buscan régimenes seguros para proteger sus patrimonios. Cada "cantón" o provincia de este país adoptó una política fiscal, siendo la mayor de 13%, otras impusieron tasas de 10% o de 11%. La idea es contrarrestar las presiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que lo señalan como un paraíso fiscal reacio a compartir información con sus pares.

Panamá podría seguir el ejemplo del país helvético, recomienda Pierre Bessard presidente del Instituto Liberal de Suiza, quien dará hoy una conferencia, invitado por una firma consultora en la materia, ante un grupo de empresarios.

Es verdad que no hay muchas opciones para un país cuando es incluido en la lista negra o gris, “creo que no hay mucho que hacer más que quejarse contundentemente por la vía diplomática y reforzar la competitividad. Panamá tiene el futuro en sus manos, como otros países de su tamaño, puede incrementar su competitividad a nivel internacional ofreciendo una ley de atracción de inversión corporativa y de impuestos bajos, así como a nivel individual”, manifestó el economista en entrevista a La Estrella de Panamá.

A propósito de paraísos fiscales, resulta irónico que uno de los que lidera la lista de naciones con mayor secretismo en materia de intercambio de información financiera y fiscal, según el ‘Tax Justice Network’, sea Estados Unidos. La misma nación de donde provienen las presiones hacia sus pares para provocar el intercambio de información a sabiendas que en su propio territorio (Delaware) se asienta uno de los más prominentes paraísos fiscales corporativos.

“No te olvides que Estados Unidos es la llave del cartel internacional en términos de impuestos y su regulación. Sin ellos, habría muy poca presión en países como Panamá, porque fue durante la administración de Barak Obama la que estimuló la causa del G20 a traves de la OCDE cuando se cambió la política, y como consecuencia, la OCDE impuso presiones sobre los más pequeños. Si fuera solo Alemania y Francia, no pudieran lograr lo mismo”, reflexiona Bessard.

Es un caso del poder frente a la legislación de cada país. Panamá, siendo un país pequeño, es más difícil ejercer presión sobre las potencias. Pero según el especialista esta situación es temporal. En algún momento Estados Unidos tendrá que cambiar también su política de intercambio de información.

Hace un par de semanas Panamá logró salir de la lista negra de la Unión Europea que calificó al istmo como un paraíso fiscal. Un mes después de haber sido incluido en esta categoría y tras los compromisos asumidos al más alto nivel político para remediar las preocupaciones de la Unión Europea, Panamá fue desincorporada de esta lista.

En septiembre de este año, el país estará listo para intercambiar información con sus pares después de haber incorporado en su legislación el Acuerdo Multilateral entre Autoridades Competetentes. Un marco regulatorio impulsado por la OCDE que facilitará el intercambio automático de información fiscal con países con los que Panamá haya suscrito acuerdos bilaterales.

Los países grandes, o potencias, también se ven amenazados por los atractivos de los paraísos fiscales, de hecho, los primeros deberían efectuar reformas en sus sistema tributario para evitar la fuga de capitales hacia otros países. Pero no lo hacen por razones ideológicas, por demagogia. “Venden la idea de que el Gobierno debe tener la mayor cantidad de dinero para distribuirlo entre su población y algunos hasta reciben más de lo que aportan, ese es el problema. El sistema de pensiones, en el caso de Francia, es desequilibrado.

Tienes un porcentaje de la población que paga impuestos y otra gran parte que vive de las pensiones. No hay acciones a corto plazo que mejoren esto”, asegura Bessard.

A pesar de los esfuerzos de Panamá por salir de las listas de paraísos fiscales, aún persiste la presión de penalizar la evasión fiscal.

NO PENALIZAR LA EVASIÓN
“Panamá no debe penalizar la evasión fiscal, creo que debe implementar su propia legislación, en Suiza tampoco es un delito, y no lo será”, recomienda tajante Bessard.

El país aún puede hacer mucho para atraer inversiones, invertir en educación e infraestructura, pero al mismo tiempo “debe tener un marco robusto para las empresas y la actividad económica aplicando un fuerte estado de derecho y un marco de impuestos bajo, tener también una libertad económica”, añade el economista.

FINANCIAL SECRECY INDEX 2018
Devastador informe sobre Panamá. El informe elaborado por la red de justicia fiscal (Tax Justice Network) titulado Lista de secretismo financiero (“financial secrecy index 2018”), ubica a Panamá en la posición 12 de los 112 los países evaluados donde, siendo 1 el que mayor mayor secreto financiero resguarda.

La lista la lidera Suiza, seguido de Estados Unidos, Islas Caimán, Hong Kong, Singapore, Luxemburgo, Alemanía, Taiwan, Emiratos Árabes Unidos (Dubai), Guernsey, Líbano, Panamá, Japón...

El documento no es benébolo con Panamá. En la parte introdutoria explica que durante mucho tiempo, “Panamá ha sido el destinatario de dinero de las drogas de América Latina, además de otra amplia fuente de dinero sucio de Estados Unidos y de otros lugares. Es uno de los paraísos fiscales más antiguos y mejor conocidos en las Américas”, se lee.

En los últimos años, según este documento, el istmo adoptó una posición de “línea dura como una jurisdicción que se niega a cooperar con iniciativas internacionales de transparencia”.

El informe mira a Panamá con ojos sumamente críticos. Lo tilda como un país “lleno de abogados deshonestos, banqueros y agentes de formación de empresas de la misma naturaleza que se mantienen en complicidad con la banca para recibir y depositar los dineros en el sistema financiero”.

Califica a la Zona Libre de Colón como “el agujero negro por el cual Panamá se ha convertido en uno de los sumideros de lavado de dinero más sucios del mundo”.
El reporte publicado en enero pasado, describe que existen más de 350 mil empresas comerciales internacionales secretas registradas en Panamá, el tercer número más grande después de Hongo Kong y las Islas Vírgenes Británicas.

Además lo tacha como un país activo en la “formación de fundaciones y fideicomisos, seguros, y registro de naves para evadir impuestos”.

Las sanciones penales por violar el secreto bancario aún se encuentran vigentes, y el país tampoco ha efectuado esfuerzos suficientes para que las empresas que se registran públicamente revelen sus bienes. “Los requisitos para registrar una empresa son mínimos. Tras la ley de 2015, se hizo necesaria la debida diligencia hacia los clientes y se creó una nueva agencia reguladora. Pero en 2016, el Foro Global notó que algunas solicitudes desde el extranjero con respecto a los beneficiarios de propidades siguen sin cumlplirse”, reporta el informe.

Reiteran la preocupación del Foro Global sobre la inquietante cantidad, “486 mil, de sociedades anónimas que pueden considerarse como inactivas porque el agente residente pudo haber perdido contacto con los dueños de las empresas quienes continúan la actividad de la compañía fuera de Panamá y el agente residente no puede tener información actualizada sober sus porpietarios o cualquier información en absoluto”.

Critica el hecho de que Panamá publicó su propio informe en noviembre de 2016 después de que Joseph Stiglitz, miembro de la Comisión nombrada por el gobierno para analizar los pasos a seguir tras el escándalo de los Papeles de Panamá.

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