La decisión que puede marcar el mandato de Mulino

El Presidente Mulino junto al Secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio.


El presidente José Raúl Mulino, abogado en derecho marítimo y con amplia experiencia política, jamás imaginó que a pocos meses de asumir el poder enfrentaría una inesperada crisis diplomática con Estados Unidos.

El 1 de julio, tras asumir la presidencia luego de que su compañero de fórmula, Ricardo Martinelli, fuera condenado por blanqueo de capitales y se asilara en la embajada de Nicaragua en Panamá, Mulino inició su gobierno con objetivos concretos: reformar la ley de la Caja de Seguro Social, resolver la paralización de la mina operada por First Quantum Minerals y redactar una nueva Constitución. Eran asuntos que sus predecesores habían evitado debido al alto costo político que implican los complejos debates.

Aquel día, mientras las lágrimas de emoción le corrían al pronunciar su primer discurso como presidente, la posibilidad de un conflicto diplomático con Estados Unidos, el histórico aliado político y comercial del país, parecía inconcebible.

No habían transcurrido dos horas cuando, en su calidad de mandatario, estampó su firma en el Memorando de Entendimiento para la repatriación de migrantes, un acto que evidenciaba el nivel de compromiso y la estrecha relación con los socios del Norte. Lo hizo en presencia de Alejandro Mayorkas, entonces secretario de Seguridad Interna de Estados Unidos, con el objetivo de fortalecer la cooperación en la gestión migratoria a través de vuelos de repatriación financiados por EE.UU.




Como exministro de Seguridad, Mulino comprende la magnitud de la crisis migratoria que enfrenta el país. Más de un millón de personas cruzaron la porosa selva del Darién que divide a Panamá de Colombia, en los últimos cinco años rumbo a Estados Unidos.

En medio de la discusión de la reforma a la ley de la Caja de Seguro Social, y con las finanzas públicas comprometidas, vigiladas por las calificadoras de riesgo ante la posibilidad de perder el grado de inversión, el presidente enfrenta en sus primeros meses de gobierno el  reto que lo podría marcar su gobierno, dejando atrás aquellos asuntos que dimensionaba como los más retadores.


José Raúl Mulino le dio un recorrido por el Palacio de Las Garzas a Marco Rubio.


LA AMENAZA AL OTRO LADO DEL PLANETA 

Estados Unidos ha declarado públicamente que China representa una amenaza comercial y de seguridad para su país. El presidente estadounidense Donald Trum advierte, aferrado a la política de ‘Make América Great Again (Maga)’, que la presencia de empresas chinas en Panamá que gestionan los puertos interfieren en la seguridad estadounidense. 


En caso de un eventual conflicto bélico  entre China y Estados Unidos, los puertos podrían jugar un rol importante en el acceso a la vía interoceánica.


Panamá y su Canal son puntos estratégicos y la razón de los temores de Trump podría estar del otro lado del planeta. Taiwán es una pieza clave en este contexto. La disputa se centra en la soberanía de Taiwán, una isla autogobernada que China considera parte de su territorio, mientras que Estados Unidos la respalda militar y políticamente sin reconocerla formalmente como un país independiente.


Rubio, en recientes declaraciones a medios estadounidenses, especuló que China podría bloquear con naves el acceso a la vía a través de los puertos. Eso para Trump representa una verdadera amenaza para la seguridad de su país.


La infraestructura portuaria, como lo ha señalado en reiteradas ocasiones la general Laura Richardson, excomandante del Comando Sur, puede tener un uso dual, comercial y militar. La experimentada general también alertó durante su disertación en el foro de la CAF celebrado en Panamá recientemente, sobre una eventual invasión de China a Taiwán antes de 2027, en caso de que Rusia se declare victoriosa en la guerra contra Ucrania. 


Marco Rubio fue recibido por el canciller Javier Martínez Acha.


En caso de un eventual conflicto bélico  entre China y Estados Unidos, los puertos podrían jugar un rol importante en el acceso a la vía interoceánica, que fue construida y operada por los estadounidenses desde su inauguración en 1914 hasta el complimiento de los Tratados Torrijos Carter en 1999. La cesión de la vía para los republicanos resultó un “mal trato”, contrario a los intereses de su país.  Rubio, en recientes declaraciones a medios estadounidenses, especuló que China podría bloquear con naves el acceso a la vía a través de los puertos. Eso para Trump representa una verdadera amenaza para la seguridad de su país.

El origen de un posible conflicto entre China y Estados Unidos podría ser Taiwan. Además, es la razón que China emplea para negarse a adherirse al Tratado de Neutralidad del Canal de Panamá, suscrito por Estados Unidos y otros 40 países. Cuando la entonces ministra de Relaciones Exteriores, Erika Mouynes viajó a China (2022), invitó a su contraparte a sumarse al Tratado, pero su homólogo condicionó la firma por la presencia de Taiwán, desde 1980.  Como parte de los esfuerzos para convencer a China, se conformó una mesa técnica de negociación entre ambos países para evaluar los mecanismos adecuados para implementar dicha adhesión, pero no tuvo éxito.


Mulino se ha rodeado de exnegociadores como Adolfo Ahumada, Omar Jaén y el expresidente de Panamá, Aristides Royo. Además, Alberto Alemán Zubieta, el canciller Javier Martínez Acha, Felipe Chapman y José Ramón Icaza. 


DELEGACIONES 

El secretario de Estado está asesorado por una comitiva experimentada en este tipo de negociaciones. Uno de ellos es Michael Kozak, quien participó como negociador en los Tratados Torrijos Carter.  Como mediador en las negociaciones que tuvieron lugar en los 70s, conoce al dedillo el Tratado de Neutralidad, aún vigente, bastión legal en el que los estadounidenses basan sus reclamos a Panamá por permitir la presencia de su principal rival asiático en el territorio, no solo en los puertos, sino en la construcción de obras de infraestructura como el Cuarto puente sobre el Canal que actualmente tiene un avance del 17% y está destinado a concluir en 2028. 

Kozak, también fue clave en su rol como asistente del Secretario de Estado (1988) para intentar, infructuosamente, de convencer al dictador Manual Antonio Noriega para permitir una transferencia democrática del poder. Ante la negativa de Noriega, Estados Unidos decidió ‘resolver el problema’ con una salida extrema: la invasión militar a Panamá, denominada operación Causa Justa. Opción, aunque pareciera remota para nuestros tiempos, Trump ha mencionado como una de las formas para ‘retomar’ el control del Canal.

Rubio también viene acompañado de Mauricio Claver-Carone, abogado y cabildero del Departamento de Estado desde que Trump asumió el poder. El político es un hombre versado en temas de inteligencia y seguridad nacional por su experiencia en la Casa Blanca y en el Departamento del Tesoro. Claver-Carone se ha caracterizado por sus posturas belicistas en política exterior, especialmente en temas contra Venezuela y Cuba.

Mulino, por su parte, se ha rodeado de exnegociadores, viejos conocidos de Kozak, como Adolfo Ahumadam, Omar Jaén y el expresidente de Panamá, Aristides Royo. Además, sumó la experiencia  de Alberto Alemán Zubieta, exadministrador del Canal de Panamá, y el respaldo de otros miembros de su gabinete, entre ellos el canciller Javier Martínez Acha, Felipe Chapman, ministro de Economía y Finanzas y el Ministro del Canal, José Ramón Icaza. 

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