El 56% de los homicidios ocurre a víctimas de entre 10 y 34 años

Este año han muerto 23 menores entre 10 a 17 años en forma violenta, más del 70% de los asesinatos ocurre con arma de fuego y Panamá es la provincia que registra más hechos de sangre 



Las estadísticas del MP detallan que 98 jóvenes entre 18 y 24 años lideran la lista de víctimas por estos hechos de sangre. 


Hasta noviembre pasado el Ministerio Público (MP) registró 23 menores de edad víctimas de homicidio.  

De ellos  siete tenían entre 10 y 14 años y 16 entre 15 a 17 años.  

En total la entidad reporta 446 víctimas de homicidio. Sin embargo, quienes mueren son los jóvenes, personas en edad productiva pero sin la posibilidad de integrarse a la vida laboral por la falta de escolaridad y la influencia del medio ambiente en que viven.

Las estadísticas del MP detallan que 98 jóvenes entre 18 y 24 años lideran la lista de víctimas por estos hechos de sangre.  A estos les siguen los 74 muchachos  entre 30 y 34 años que perdieron la vida de la misma forma, además de otros 60 jóvenes entre 25 y 29 años que fueron asesinados (ver tabla).  Esto representa que un 56% de las muertes por homicidio ocurren a víctimas que tienen entre 10 y 34 años.

La radiografía confirma que la  mayor cantidad de hechos de sangre son producto de disputas entre las diferentes corrientes delictivas vinculadas al crimen organizado, ya sea por fracturas entre pandillas o nuevas alianzas.

De acuerdo con cifras del Ministerio de Seguridad, el 54% de los homicidios dolosos están vinculados al crimen organizado que recogen los móviles de narcotráfico, pandillerismo, ajustes de cuentas y rencillas. En este año, 435 sujetos han sido vinculados y capturados por homicidio y están por emitir nuevas aprehensiones que tienen pendientes órdenes de los juzgados.

Lo que llama la atención de la gráfica de homicidios, es que el 56% de las víctimas por homicidio tenían entre 10 y  39 años, lo que denota una marginación o exclusión de esta población de la vida laboral, social y económica del país.

El arma de fuego es el instrumento más empleado en este tipo de casos.  332 personas fueron asesinados por disparos, 54 por arma blanca, 12 a causa de golpes con objeto contundente, 8 por asfixia, 2 por intoxicación y 38 muertes están sin determinar debido al avanzado estado de descomposición en que fueron hallados los cuerpos, las causas se mantienen en investigación.

Con respecto a la zona geográfica en la que se presentan estos casos, la provincia de Panamá lidera con 175 víctimas, pero le sigue la provincia atlántica con 95. En San Miguelito se registraron 76 casos y en Panamá Este 40.

La mayor parte de los jóvenes que se suman a las pandillas no tienen una educación pre media y algunos tampoco se gradúan de la primaria.

Los jóvenes abandonan la escuela por factores socioeconómicos, sociales, personales o institucionales. Como consecuencia, las expectativas de integración productiva o social de estas personas son mínimas, lo que los lleva a la violencia.

A falta de un hogar funcional, para los jóvenes pertenecer a la pandilla es sinónimo de rebelión y deseo de dramatismo intenso, tal como lo describe un informe de la organización Healthy Children.

A grandes rasgos, las pandillas se caracterizan por mantener principalmente a sus líderes en las cárceles, con una estructura vertical y altamente jerarquizada. 

Su extensión territorial les permite sostener vínculos con otros grupos criminales.

Los miembros de las pandillas, a diferencia de unos años atrás, evitan los tatuajes para pasar desapercibidos por las autoridades  e infiltrar sus estructuras locales o a nivel nacional, así como crear negocios con apariencia legítima. Otra muestra de los pasos que han dado para mimetizarse en el entorno sin  levantar sospechas. 

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