Francisco causa euforia en Panamá

Panamá recibe al pontífice en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud. Francisco permanecerá en suelo panameño por cuatro días de visita en la que se contempla un sinnúmero de actividades


La puerta del Airbus A330 de Alitalia se abrió a las 4:16 de la tarde, quince minutos antes de lo previsto. En la pista de la nueva terminal del Aeropuerto Internacional de Tocumen se congregó una gran multitud que esperaba, desde hacía más de dos años, ver la figura del papa aparecer por esa puerta. Llegar a Panamá.

La Banda Republicana de Panamá amenizaba el momento. El personal de protocolo de la Presidencia de la República y el nuncio, Miroslaw Adamczyk, fueron los primeros en encontrarse con el pontífice que provenía de Roma, Italia.

El presidente Juan Carlos Varela y su esposa, Lorena Castillo, acompañados de todo el gabinete de trabajo, lo esperaban en fila para darle la bienvenida.

De pronto el papa se asomó y se escucharon los gritos de los presentes, la alegría y emoción eran incontenibles. Más de dos mil personas apostadas en una tarima lo recibieron.

El clima no podía estar más atinado: el cielo, despejado, la brisa característica del verano panameño agitaba la sotana blanca del pontífice mientras este cuidadosamente bajaba las escaleras.

Una vez Francisco pisó la alfombra roja, el presidente se acercó y le estrechó la mano. La primera dama hizo lo propio. Los tres caminaron a una tarima donde más tarde escucharían la Marcha Pontificia y el Himno Nacional de Panamá.

Al papa se le veía sonriente, el rostro fresco, como si no hubiera pasado doce horas en un vuelo trasatlántico. Miraba a donde le llamaban, en pocos segundos se apoderó de la atención, los gritos del público resonaban con las notas de la banda, algunos asistentes lloraban al verlo, otros levantaban la mano, le saludaban, mostraban banderas de distintos países, y en voz alta le decían: ‘¡Aquí está la juventud del papa!, ‘¡Francisco, te queremos!'.

Después de escuchar los himnos, un auto sedán color azul esperaba al pontífice para emprender el recorrido de cerca de 30 kilómetros por las avenidas de la ciudad con destino a la Nunciatura, donde pernoctará el santo padre hasta el domingo, cuando finalice su visita en Panamá.

Cuando Francisco miró hacia la tarima, resonaron los gritos con fuerza. La alegría era contagiosa. El pontífice no pudo resistir y le hizo una seña al mandatario panameño, un gesto como pidiéndole permiso para saludar a los asistentes. El presidente asintió con la cabeza y los presentes quedaron eufóricos cuando vieron acercarse al papa. Lo tocaron y le tomaron fotos. Él les extendía la mano a todos, sin distingo. Por un instante recibió a un pequeño de brazos y lo abrazó.

Francisco recorrió de punta a punta la tarima, no se detuvo hasta llegar al extremo y ver que todo mundo tuviera la oportunidad de, al menos, mirarlo de cerca. Lo demás quedaba abierto a la improvisación, a la sorpresa del papa.

Una vez finalizó, ingresó al auto que lo llevaría por el recorrido de la ciudad.

El vehículo era uno sencillo, un auto de cuatro puertas, sin vidrios polarizados ni gran espacio interior, asientos de tela. El resto de la caravana estaba compuesta de varios autos todoterreno de color oscuro que le seguían.

El papa bajó la ventana para terminar de despedirse del público, fue justo en ese momento cuando le hacía señas a uno de los fotógrafos de prensa oficial porque se le había caído su carné. El profesional quedó atónito y emocionado ante el aviso del papa.

El momento quedó registrado en su cámara. Jamás olvidará ese instante, así como jamás lo harán los miles de personas que vieron al papa por primera vez en Panamá.

Para hoy se tiene prevista una agenda muy apretada que se inicia en la mañana con un encuentro con el presidente Varela y, luego, en el Ministerio de Relaciones Exteriores se espera un discurso de ambas personalidades, en el marco del encuentro con autoridades, cuerpo diplomático, magistrados de la Corte Suprema de Justicia y representantes de la sociedad panameña.

Francisco es el segundo papa que visita el Istmo. En 1983, el hoy santo Juan Pablo II pisó suelo panameño.

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