Cifras de delitos de alto impacto, en duda

La tasa de desempleo juvenil aumentó, pero los hurtos y robos disminuyeron, una contradicción que llama la atención de especialistas. Además, se desconocen las causas de un tercio de los homicidios

El Ministerio de Seguridad se anotó un logro importante en 2015 con la disminución, hasta noviembre, de 124 casos de homicidio. Sin embargo, el desafío en materia de seguridad persiste al registrarse en el 2015, más de 50 mil delitos de alto impacto. A pesar de que el Ministerio de Seguridad (Minseg) reporta una disminución, de un poco más de dos mil casos, con respecto al año 2014, los temas íntimamente relacionados con la delincuencia -como la tasa de desempleo juvenil- no favorecen las tendencias plasmadas por el Minseg.

Además, si se observan las gráficas anuales que reportan el Minseg y el Sistema Integrado de Estadísticas Criminales (Siec), se evidencian diferencias en las estadísticas de delitos de alto impacto, lo que confunde en el análisis sobre cuál es la cantidad real de delitos de esta naturaleza ocurridos en 2014 y 2015.

Por ejemplo, en el 2014, según las estadísticas del Siec se reportaron 19,440 hurtos, mientras que Minseg, en el mismo rubro y año registró 17,638 delitos. En el 2015, el Minseg cerró con 17,452 hurtos, y el Siec con 17,121, lo que automáticamente repercute en una disminución en la tasa de delincuencia en esa materia. En ambas gráficas se aprecia una disparidad en la cantidad de delitos cometidos, en ambos años, y en distintos crímenes.

René Quevedo, consultor en materia de inclusión juvenil, está convencido de que el “principal sospechoso de la escalada delictiva es la disminución del protagonismo juvenil en la expansión del empleo. En los últimos cinco años se crearon 185,797 empleos. De ellos, 29% juveniles. Pero en ese mismo periodo de tiempo se generaron 239,769 nuevos empleos, pero sólo el 9% fue para jóvenes, lo que se reduce a 20,689 nuevas plazas en cinco años”, afirma Quevedo. El experto añade que cada año un promedio de 88 mil jóvenes incursionan en el mercado laboral, de ellos un tercio son profesionales universitarios.

En este sentido, según el consultor, y al margen de los esfuerzos que realiza el Minseg y la Policía Nacional, “mientras no encontremos un mecanismo para que nuestros jóvenes se ganen la vida de manera digna y sostenible, la delincuencia siempre será una opción”, reflexiona.

Las frases de Quevedo profundizan aún más al explicar que “si no hay empleo para los más de 30 mil profesionales graduados de nuestras universidades, menos habrá para 7 mil pandilleros y 16 mil presos. Esos trabajos hay que crearlos y mantenerlos porque la economía no los está creando”, acentúa.

Es decir, el problema no es que la delincuencia esté subiendo (efecto), sino que los jóvenes no encuentran empleo (causa), y ésta es la forma de combatir el mal.

Hasta el 2013 la tendencia de hurtos iba en ascenso, pero en 2014 disminuyó a pesar de que la tasa de desempleo juvenil empeoró.

En el 2013 se registraron 55,238 delitos de alto impacto, 52,696 en el 2014 y este año cerró con 50,013.

HOMICIDIOS Y CAUSAS
La seguridad se ha convertido en tema político desde hace 25 años. Forma parte de las promesas de campaña, por eso cada ministro de la cartera buscará fórmulas para reducir los índices delincuenciales.

Hasta el 30 de noviembre del 2015 se contabilizaron 124 homicidios menos que en 2014. El logro lo atribuye el Minseg a la implementación del programa ‘Barrio seguro’ que ha impactado positivamente en la disminución de homicidios. Y, aunque varios especialistas en el tema no dejan de aplaudir los números, la cifra es materia de análisis porque el paliativo que ha provocado la baja en los homicidios, no se ha adoptado como una política de Estado.

“Seguimos concentrándonos en lidiar con los efectos y no en prevenir las causas del problema, que escapan el ámbito del Ministerio de Seguridad, ya que la delincuencia es consecuencia directa de la exclusión social, educativa y laboral de nuestros jóvenes”, afirma Quevedo.

Severino Mejía, exministro de la cartera, aplaude que la tasa de homicidios se redujo a 11.5 por cada 100 mil habitantes, pero “el meollo está en lograr cambios cualitativos para prevenir la delincuencia.

El éxito de ‘Barrio seguro’ es relativo porque concluye cuando culmina el periodo gubernamental”, indicó.

El exministro recomienda además, que se realicen mediciones científicas del programa para comprobar su efectividad. “Hay que atreverse a medir. El gran paso, empero, debe ser una política integral. Me pregunto quién está pendiente de los muchachos que desertan en la escuela. Es hora de adoptar una política criminológica”, añadió Mejía.

El exfuncionario critica la falta de control que tiene el Estado sobre los pagos que realiza a los pandilleros que participan en ‘Barrio Seguro’, “hay que radicar la conducta delictiva para resocializarlo. Si después el gobierno carece de fondos para sostener el programa, el joven volverá a delinquir”, advierte Mejía.

A esto se suma que el sistema penitenciario carece de una política de resocialización seria, en cambio, se afila la conducta delictiva.

CAUSAS DE HOMICIDIOS
Al desmenuzar las causas de los asesinatos, llama la atención que el crimen organizado no aparece como una de ellas cuando en años anteriores se le atribuía casi el 40% de los homicidios. Las recientes estadísticas indican, en cambio, que más de un tercio de los homicidios se atribuyen a “otras causas”, sin especificar cuáles.

El dato lo observa con atención Gerard Martin, sociólogo, exconsultor para el Banco Mundial. “Los casos atribuidos a esta categoría de ‘otras causas’, subieron significativamente, de 126 casos en 2014, a 168 en 2015. Es importante saber cuáles son las causas que las autoridades incluyen en este rubro, y cuáles, entre aquellas, registraron un incremento significativo. Sorprende que el crimen organizado no figura de manera explicita entre los móviles, ya que el término ‘rencillas delincuenciales’ es un concepto demasiado amplio”, indica Martin.

El especialista se pregunta “dónde está la causa del crimen organizado, ¿podría ser parte del pandillerismo?, ¿riña? ¿qué otras causas corresponden al crimen organizado?, no se explica en la gráfica”, insiste. Aunado a esto, los datos impiden hacer comparaciones con años anteriores para determinar las tendencias del crimen.

En general, es más fácil solucionar homicidios por causas familiares que por crimen organizado en la que la tasa de impunidad sigue siendo muy alta. Esto, en parte, se debe a que se aplica el mismo método de investigación criminal a cualquier homicidio. “Pero, las lecciones aprendidas en Colombia y México, muestran que es importante conformar equipos especializados de investigación criminal para homicidios atribuidos a crimen organizado, en los que se investigan las estructuras criminales, en vez de homicidios individuales en los que únicamente se busca a los culpables de los homicidios ocurridos pero no se previenen futuros crímenes” acotó Martin.

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