El narco que quiso pasar desapercibido

En un restaurante de mariscos en San Miguel Allende, Guanajuato, uno de los poblados de México que encantan por su enigmático su centro histórico, los paisajes coloniales y coloridas arquitecturas, se alimentaba el Héctor Bletrán Leyva, alias el “ingeniero”. El hombre, uno de los líderes del narcotráfico en México, supo disfrazar su poderío haciéndose pasar por uno más del barrio. Acudía con frecuencia al local. Se presentaba como un empresario acomodado dedicado al comercio de bienes y obras de arte, pero a diferencia de otros “narcos”, Héctor dejó a un lado el típico perfil del crimen organizado; autos lujosos o despliegues de seguridad llamativos, muy alejados a la cantidad de dinero que manejaba. Todo planeado para hacer más difícil a las autoridades su identificación.

Héctor iba armado, al igual que su acompañante Germán Goyenechea. Mientras los hombres degustaban su almuerzo, llegaron las unidades de la Marina Armada. Las autoridades habían tardado, según la Procuraduría General de la República (PGR), once meses de investigación en la operación denominada “Hotel”, que se coronaría con la captura del líder del cartel que ocurrió el miércoles 1 de octubre. Pero una vez frente a frene, ni el “H” como apodaban a Héctor, o su acompañante desfundaron las armas cortas de uso exclusivo del ejército que traían.

El arresto del hombre por el cual la Drug Enforcement Administration (DEA) ofrecía cinco millones de dólares y la PGR 30 millones de pesos (unos $2,5 millones) se produjo sin disparos, en total quietud.

La operación recordó la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán ocurrida en febrero de este mismo año, cuando apenas salía el sol las unidades de la Marina ingresaron a su departamento ubicado en Mazatlán, Sinaloa. Entonces, tampoco hubo necesidad de intercambiar fuego.

La PGR relaciona a la organización con el trasiego de cocaína desde Centro y Sudamérica, hasta los Estados Unidos y Europa. También se tienen datos de una posible diversificación de producción de drogas sintéticas.

Héctor, de 49 años, oriundo de Badiraguato, Sinaloa, la misma tierra de el “Chapo”, tomó las riendas de la organización en el 2009, cuando su hermano Arturo fue abatido por unidades de la Secretaría de Marina. Aquel enfrentamiento trajo más muertos. Los seguidores de “El Barbas” como se conocía a Arturo, enfurecieron al ver el cuerpo de su Jefe bañado en sangre y dólares y tomaron venganza.

A diferencia de su hermano Arturo, Héctor, representa un perfil más moderado y desapercibido. Hizo alianza con otros grupos y estableció su oficina en el Estado de Querétaro, sitio donde buscó confundirse como un comerciante más, siempre discreto para no llamar la atención de los vecinos y autoridades locales.

La DEA, en un escueto comunicado de un solo párrafo aplaudió el trabajo del gobierno de México: “uno de los más grandes emporios de droga sigue desmoronándose con la captura de Héctor Beltrán Leyva”. La nota indica que gran parte de la violencia y la laxa legislación de México puede trazarse en las organizaciones criminales.

INDICTMENT EN NY
El Estado de Nueva York en Estados Unidos abrió un indictment en el 2009 contra el “H” y otros cinco, entre los que figura Joaquín El Chapo Guzmán.

Desde 1990 la organización criminal denominada Federación Mexicana, conocida como la “Federación”, conformada por Arturo Beltran-Leyva, su hermano Héctor, Ignacio Coronel Villarreal, Joaquín El Chapo Guzmán, Ismael Zambada alias el Mayo y su hermano Jesús, se posicionó como uno de los carteles más poderosos en México. El cartel emergió a la luz pública a finales de los ochenta, es una de las organizaciones más viejas en el negocio de la droga.

La Federación luego se dividió en dos carteles antagónicos, el de Sinaloa y el de los Beltrán-Leyva. El indictment de la corte de Nueva York acusa a la organización de haber introducido grandes cantidades de droga a suelo americano. Una de las violaciones establece que en el mes de abril de 2003, el cartel logró introducir mas de 1,500 kilos de cocaína. La acusación denuncia nueve cargos contra los mencionados, de éstos, el único que permanece prófugo es Ismael “el Mayo” Zambada. Ahora en la mira de las autoridades.

LA HISTORIA
El cartel de los Beltrán-Leyva lo integraban los hermanos Marcos Arturo abatido en el 2009, Héctor, Mario “el General”, Carlos y Alfredo, éstos dos últimos detenidos en 2008 y 2010 respectivamente.

En sus inicios, el clan se mantuvo como el brazo fuerte del Cartel de Juárez. Con la muerte de Amado Carillo Fuentes, la cabeza del cartel, los hermanos Beltrán-Leyva armaron su propio negocio e invitaron al Chapo a participar del mismo. Cuenta Rafael Rodríguez, autor de “Los rostros del narco” que mientras el Chapo estuvo detenido la primera vez, los hermanos se encargaban de proveerle dinero y lo que necesitara para vivir en la prisión. Al fugarse el Chapo, el clan se repuso en el negocio y en el sexenio de Vicente Fox alcanzaron a dominar once estados de la República mexicana.

Héctor se había mantenido impune gracias a la protección policial que respaldaba al grupo, hasta ahora.

Con su captura pareciera desarticularse la bando, pero así como el demonio de mil cabezas, el crimen organizado siempre tiene un reemplazo para el que cae o el que muere.

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