Nada es eterno...

Esta en Tepepan. Venía del penal de Santa Martha Acatitla, primer lugar al cual fue trasladada después de haber sido detenida e inculpada por lavado de dinero y asociación ilícita para delinquir.

Elba Esther Gordillo fue una dirigente sindical con mucho poder. Manejaba uno de los gremios de maestros mas grandes de Latinoamérica, del cual se hizo presidenta vitalicia, si es que no la destituyen sus colegas cuando les hierva la sangre al ver donde pararon sus cuotas.

Lo insólito de este caso que ha dejado boquiabierto a los mexicanos, es la forma tan apasionada y desmedida con la que, según la investigación ministerial, se apoderó del dinero de sus colegas para cosas tan importantes como pagar sus cuentas en Neiman Marcus, mansiones en California, departamentos en Polanco, casas en Bosques de las Lomas y otras muchas mas de las que todavía no nos enteramos.

Lo interesante, además de lo trascendental que suena para los mexicanos que una líder tan poderosa esté tras las rejas, es la forma en cómo esta mujer llegó a tener tanto poder y tanto dinero sin levantar sospechas ante las autoridades o su propio sindicato. Y digo esto porque pareciera que la coyuntura de la reforma educativa en México logró sacar a la luz pública estas “irregularidades” a pesar de que algunos miembros de su propio sindicato habían denunciado corrupción sin que nadie le pusiera el cascabel al gato. En cambio, Elba Esther fue reelecta por sus agremiados para permanecer al frente del sindicato hasta el 2018.

Tenía un sueldo de 1,100 dólares según la revista mexicana Proceso, sueldo que le alcanzó para comprar 67 casas e inmuebles, cirugías estéticas, carteras de las mas finas, ropa, lujos. Bueno, no puedo imaginar el contraste de estas realidades en su mente ahora que se ve detrás de los barrotes, en uniforme beige, sola, sin maquillaje, entre cuatro paredes, problemas y dolores de cabeza.

Después de todo, son 200 millones de dólares los que pasaron por sus manos de manos de sus colegas. En un principio ella se reflejaba en ese espejo humilde, cuando llegó a la ciudad de México procedente de su pueblo Chiapaneco, en ese entonces su vestimenta era básicamente ropa sencilla y unos guaraches. Poco dinero, mucha ambición y claro la astucia la acompañó además de otros encantos que la llevaron al poder del sindicato y además le dieron el respaldo del partido gobernante de la época, el PRI.

Es muy probable, que la mujer se hizo de mucho poder con el que se protegía en base a una repartición adecuada de recursos, que llegaron a su fin, tal vez, por no saber negociar con el nuevo presidente. No midió las consecuencias, y hoy está peor de cómo llegó.

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