¿Se ha puesto a pensar la forma tan imaginativa como se ha manejado la enfermedad, recuperación, posterior decaída, fortaleza, traslado y recuperación del presidente Chávez?
Si hiciéramos un ejercicio mental y le preguntara en qué parte del mundo esta Chávez en este momento, me atrevo a asegurar que la mayoría diría que en Venezuela. Lo mas curioso es que no hemos visto imagen alguna que pruebe por lo menos su traslado a esta tierra. Sin embargo, casi todos podríamos estar convencidos de que Chávez esta recluido en el bunker del hospital Militar Carlos Arvelo en Caracas.
No hay pruebas mediáticas de ello mas que las palabras del vicepresidente Maduro que da informe hablado de la condición de su presidente. Unas fotos con sus dos hijas que muchos aseguran son falsas, en las que se aprecia a un Chávez hinchado, sin tubos, cánulas como se informó respiraba a través de ella.
La colectividad mental fue capaz de trasladar la ubicación física de Chávez en Venezuela a pesar de que su traslado fue sorpresivo, en horas de la madrugada, y un Twitter de la cuenta oficial, mensaje que cualquiera pudo haber escrito, no necesariamente Chávez.
Sin tener que entrar a debatir la veracidad o no de estos hechos, hay algo muy interesante en el tapete; el poder de la información sobre la mente colectiva. Algo similar a los que los mercadólogos denominan “neuromarketing” que significa el poder de influir en la mente del consumidor con el uso de la tecnología para medir la actividad cerebral y utilizar esa información para desarrollar productos y comunicaciones. En palabras cortas estudia cómo el cerebro toma las decisiones, aunque esta ciencia lo restringe al mundo del marketing.
En el caso que nos ocupa podríamos asemejar a un proceso de manipulación del comportamiento humano para favorecer un determinado escenario político o ideológico que no ve la sociedad mas que en términos de convencimiento, de mantener un status quo o de lograr un tiempo político, o quien sabe, de hacer mas leve la idea de una Venezuela sin Chávez. Es algo así como procesar emociones atravesadas por significados y no informaciones que es lo que hace el cerebro cuando la gente aprende o consume. Son emociones, impulsos, recompensas, hábitos.
Algo muy similar ocurre con mensajes que buscan influenciar en el comportamiento y la forma de pensar de la gente. En este caso con la población venezolana y del mundo entero a través de información que brinda el ala oficial sobre la salud de Chávez, su batalla contra el cáncer, su ánimo, el traslado, y la insuficiencia pulmonar que padece. Todo ello es capaz de ocurrir en la imaginación del espectador solo porque lo pronuncia una persona, o se escribe en mensaje de Twitter, aunque solamente haya dos o tres testigos presenciales de la condición física del comandante y éstos sean parte de su íntimo grupo político. Ni siquiera su gran amigo Evo pudo verlo a través de un cristal, el estado de salud del comandante no se lo permitió, pero la mente colectiva puede estar convencida de que Chávez esta recuperándose, en el hospital militar, que salió de Cuba, y que está en Venezuela, a pesar de que no se haya conocido su informe médico.
Una especie de lavado de cerebro. Muchos reaccionan y cuestionan, pero la esperanza y la ignorancia hace que muchos otros acojan la información sin reflexión.
Lo que podemos decir a ciencia cierta que la condición del presidente Venezolano es grave, de lo contrario ya lo hubieran presentado ante las cámaras. Pero lo que parece predominar, y por ende influye en el pensamiento colectivo, es la esperanza en que el comandante se recupere, razón por la que se acepta el mensaje sin cuestionamientos de las grandes masas.
Me hago una pregunta idiota e hipotética; ¿qué tal si Chávez está en coma o muerto?
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