La firma en Brasil y sus protagonistas

Las autoridades de Brasil efectuaron una radiografía del caso y describieron el rol que empleaba cada uno de los protagonistas.

Así explican que Nelci Warken es la verdadera propietaria de Muray Holding, creada para ocultar propiedades y evitar cualquier ejecución del fisco sobre ellas teniendo en cuenta que fingió una deuda con Paulista Plus y el Municipio de Sao Paulo. Nelci tenía miedo de perder sus departamentos y busco al abogado Joao Pissi quien le aconsejó transferir la propiedad a una sociedad anónima. El abogado registró Murray Holding con sede en Nevada, Estados Unidos, y le pidió a su cuñada Eliana de Freitas que apareciera como dignataria.

Así, la investigación brasileña considera que todos los que trabajaron en la firma eran consciente de que actuaban en un mercado orientado a la demanda de tránsito de los activos de origen dudoso.
Ricardo Honorio es un empleado que según las autoridades de Brasil jugó un papel clave en la organización criminal porque por ser extranjera, María Mercedes Riaño, no podía figurar como gerente de la firma. Honorio, por tanto, ocupó el cargo de gerente. Luego, éste dijo a las autoridades que trabajó 12 años en Mossack Fonseca de Brasil y que el único propósito de la empresa era ocultar los verdaderos dueños de las offshore incorporadas en los diversos paraísos fiscales.

La defensa de Riaño alega que Honorio se retractó de la última versión aduciendo que lo había dicho por nervios.

El proceso judicial ha revelado que Mossack Fonseca de Brasil, básicamente actuaba como agente registrador de off shores en diferentes partes del mundo y el cliente interesado podía elegir entre una lista de compañías “shelf”, es decir ya constituidas por la oficina matriz en Panamá por un costo de $1,500.

El delator de el proceso que se sigue en Brasil, explicó a las autoridades que algunos clientes registraban las sociedades bajo su nombre, pero como es conocido, hay quienes prefieren que aparezca un tercero y para ello la oficina en Brasil ofrecía una variedad de directores -como lo hacen la mayoría de los despachos de abogados que prestan estos servicios- que son empleados de Mossack Panamá y no dicen si ejercen la función de dirección ni los puestos que desempeñan en la empresa.

El año pasado, según lo recabado por los brasileños, Riaño determinó que algunos documentos se guardaran fuera de la oficina. Las autoridades de Brasil hallaron un correo electrónico de Riaño fechado en el 2009 en el que se leía: “Ya puedo decir que las empresas BVI se utilizan en Brasil para ser accionistas de las empresas brasileñas y que no es la primera en el mundo en el que el accionista no utiliza individual, sino legal. Ese es el caso de encubrir el verdadero propietario”. Para la Policía de Brasil, este es un indicio de ocultamiento.

Mossack Fonseca de Brasil no mantenía cuentas en ese país a pesar de que ahí hacía sus operaciones.
En Panamá abrió 4 cuentas, una de ellas a nombre de Costa Lydford, otra de nombre Jablan, todas vinculadas a María Riaño. Las cuentas estaban destinadas a recibir pagos de los clientes. Al parecer, Riaño hacía transferencias entre Jablan y su cuenta basado en supuestos servicios que prestaba una a la otra. No obstante, las autoridades determinaron que había un contrato falso, ya que la empresa de Raiño nunca proporcionó ningún servicio a Jablan. Este contrato permitió la transferencia de unos $100 mil anuales.

El volumen de negocios de Mossack Fonseca Brasil al año era de $1 millón, y el beneficio de $250 mil.

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