Crimen organizado aprovecha la debilidad de las instituciones

El narcotráfico dirige sus esfuerzos al sector público y judicial utilizando sobornos, corrupción, infiltración y violencia con el fin de minimizar esfuerzos en la lucha contra el tráfico de estupefacientes

El gran talón de Aquiles en la lucha contra la corrupción es la vulnerabilidad de las instituciones. Esa falta se acentúa en la lucha contra el tráfico de drogas, uno de los negocios ilícitos más lucrativos, con un volumen de negocio estimado por la ONU en $400 mil millones al año. Con ese capital se corrompe sin escrúpulos a quien pueda ser un obstáculo en la ruta de la droga a puerto seguro.

“La corrupción es capaz de socavar la efectividad y legitimidad de las instituciones de justicia, por lo que resulta un efecto corrosivo para la sociedad. Es uno de los desafíos más grandes del mundo, y un obstáculo para el desarrollo sostenible”, sostiene la Oficina de las Naciones Unidas contra el Crimen y la Droga (UNODC), que organiza en Panamá un taller interregional para “el fortalecimiento de la investigación criminal y la cooperación en la ruta de la cocaína”.

Durante dos días, los países miembros del proyecto ‘Crimjust’ (2016-2020) unen esfuerzos con Interpol, Transparencia Internacional y UNDOC, auspiciados por la Unión Europea, para aumentar su capacidad conjunta de contrarrestar la delincuencia organizada y el tráfico de drogas en la ruta mundial de la cocaína.

Si solo entre un 10 y 15% de la droga que se trafica en el mundo es decomisada, los organismos internacionales que combaten esa lacra han determinado que hay mucho trabajo pendiente y una amenaza cierta sobre la gobernabilidad y el estado de derecho en los países involucrados.

Entre los factores principales que vulneran a las entidades y que a su vez se pueden fortalecer con las correspondientes correcciones se menciona por ejemplo: unificar esfuerzos en la lucha contra este flagelo, una adecuada capacitación del personal, un proceso de selección de personal más riguroso, charlas de prevención permanente, medidas de sanción ejemplarizantes, incremento salarial para mejorar la calidad de vida y atención de las necesidades del funcionario, la creación de grupos extremos destinados a afrontar la corrupción y el procesamiento integral de hechos delictivos.

También se proponen otras ideas como el fortalecimiento de las capacidades institucionales de justicia penal para detectar, procesar y juzgar casos de delincuencia organizada, así como la cooperación regional y mejorar las prácticas de las instituciones de la Policía y el sistema judicial en materia de integridad y rendición de cuentas.

En Panamá reconocemos que hay corrupción en las instituciones, indica el fiscal Primero de Superior de Drogas Markel Mora.

Según Mora, “la corrupción se presenta desde que la droga entra a Panamá, como país de tránsito, en el que se asegura de todas las formas que esa mercancía ilegal llegue a su destino final”.

No hay una sola entidad en el engranaje, “son diversos actores los que de una forma u otra se representan en el tema como una vulnerabilidad que puede haber al momento de ejercer las funciones”, añade Mora.

El fiscal considera que la sanción es un factor de intimidación paralos autores del crimen organizado. Por otro lado, “en el ejercicio público, los problemas se exacerban cuando el funcionario se desinhibe de cualquier condición ética y acepta dádivas o arreglos con el crimen organizado”, indica el fiscal.

Una fórmula para prevenir la corrupción, con resultados positivos en el programa Air cop, en el que Panamá y otros países participan, es crear grupos interagenciales (Aduana, Migración y la Policía) en un mismo salón, así entre las agencias se fiscalizan y es más difícil que penetre la corrupción.

AIR COP
Sergio Naranjo, coordinador del proyecto Air cop para Latinoamérica y el caribe de la UNDOC, explica que el programa que dirige se inició en el 2009 en Europa, zona que unifica las entradas de la cocaína desde Latinoamérica, el Caribe hacia África y luego a Europa. El proyecto dice, surgió a colación de los resultados obtenidos desde que “norteamericana empieza a bloquear la ruta hacia el norte desde 2007 con el plan Mérida y el plan Colombia, las rutas empezaron a derivarse hacia África y estas rutas son las que aumentan la entrada de la cocaína en Europa y por eso se inicia el plan en este continente”.

El tráfico de drogas en los aeropuertos es muy común, como el de Panamá que se adhirió al programa Air Cop en 2014 y se implementó en 2015. El trasiego es de menor cuantía pero el más frecuente.

Según Naranjo, en los aeropuertos se captura el 20% del total de droga que logra esquivar los controles.

“Hay mucha droga que es ingerida, pero claro es un kilo el que acostumbran llevar por persona. En la maleta no se puede llevar más de cinco kilos, pero en carga aérea pueden meter hasta 30 o 40 kilos, pero lo que más se utiliza es doble fondo en las maletas de mano”, describe el especialista.

Es muy frecuente el trasiego de droga en aviones. “Dependiendo de cada país y la insistencia que tengan sobre la carga aérea, que hasta ahora ha sido muy débil, es como se combate esta modalidad”, indica Naranjo. Y recuerda que las aerolíneas también reciben sanciones si son sorprendidas en su destino con droga, “así que también les interesa”, dice.

Los expositores del taller insisten en que la aplicación del polígrafo a los funcionarios resulta una herramienta efectiva, aunque debe hacerse en forma constante. De igual forma, resultan herramientas útiles implementar medidas sancionatorias ejemplares y publicarlas como ejemplo para el resto, así como monitorear con inteligencia a las unidades sospechosas, rotar el personal, implementar una legislación anticorrupción, o incentivar.

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