Celulares retratan los últimos momentos de la vida de las holandesas

No hay nada que diga que fue un accidente. Ojalá lo hubiera sido. El abogado Enrique Arrocha, defensa de una de las familias de las holandesas desaparecidas el 1 de abril en el Distrito de Boquete, Chiriquí, cada vez se inclina más a pensar que, a Kris Kremers de 21 años y a Lisanne Foon de 22, las mataron y no se perdieron en el sendero de El Pianista, como hasta ahora sostiene la fiscal de David Betzaida Pittí, quien investiga el caso.

LA TEORÍA SE ROBUSTECE POR RAZONES VARIAS
Tanto el abogado como los lugareños de Boquete saben que desde el sendero de El Pianista a altos del Romero, Chanquinola -sitio donde los indígenas han hallado ciertas pertenencias y osamentas de las chicas-, hay una distancia de 10 a 14 horas a pie, y que Kris y Lisanne jamás pudieron haber encontrado el camino solas, menos aún cuando empezaba a caer la noche. Una noche oscura, sin luna.

Para lograr esta travesía precisaban de la ayuda de un residente, o de un guía que dominara el área, en todo caso de un conocedor del lugar, que camine el largo trecho con regularidad.

La versión que se escucha entre voces en el pueblo es que un oriundo trató de sobrepasarse con las chicas y se las llevaron a una casa en Altos de Romero. Un poblado muy cercano a las orillas del río Culubre, donde aparecen osamentas de las mujeres, y a mediados de junio, los indígenas del poblado hallaron una mochila que contenía dos celulares, una cámara fotográfica, anteojos, ropa interior de las jóvenes, el pasaporte de Lisanne y 83 dólares.

Era un martes por la tarde cuando José Morales, dueño de un hostal situado en un sendero previo al del Pianista, vio a Kris y Lisanne que bajaban de su caminata. Habló con ellas, observó que venían cansadas y con hambre. Las jóvenes le preguntaron como podían regresar a Boquete, le pidieron direcciones y él les recomendó que mejor tomaran un taxi.

LOS CELULARES
A pesar de la tranquilidad que brinda el paisaje montañoso de Boquete, Lisanne y Kris parecían experimentar todo lo contrario. Los teléfonos encontrados en la mochila, un Iphone y un Samsung, según los reportes forenses del Instituto neerlandés, registran 8 marcaciones a líneas de auxilio, 112 de Holanda y 911 de Panamá. La ilustración simula una línea del tiempo de los intentos registrados.

El primer llamado de auxilio fue a las 4:39 de la tarde cuando llamaron al 112. Una segunda vez casi media hora después. Así continuaron los llamados de auxilio. El informe muestra que en algunas ocasiones los aparatos lograban conectarse al GSM o sistema de comunicaciones móviles.

La frecuencia de las marcaciones mermó con los días. La batería de los aparatos estaba casi a la mitad cuando iniciaron el recorrido, pronto se agotó.

El primero de abril, día en que se les perdió rastro a las chicas, hubo 2 marcaciones. Al día siguiente 4 más, todas en forma infructuosa.

Los reportes forenses indican que los celulares se prendían y apagaban con frecuencia. En una semana se contará con las fotos, los “snapshots” de las pantallas del celular, y los chats que ayudarán a completar el rompecabezas de los últimos momentos en la vida de las holandesas.

LA CÁMARA
La cámara fotográfica que entregaron los lugareños a las autoridades a mediados de junio registra dos fotos capturadas de noche. En una se aprecia una rama sobre un perímetro de tierra rodeado de arbustos y plantas. La rama tiene en cada extremo una bolsa roja. En la periferia hay una envoltura de chicles.

La segunda foto enseña una roca plana rodeada de vegetación de poca altura, plantas más que todo. La última foto que aparece en la cámara es del 8 de abril.

SE PERDIERON
La fiscal Betzaida Pittí aún no ha validado la hipótesis sobre una muerte criminal. Se apega a que las jóvenes se extraviaron en el sendero. Tampoco ha puesto su teoría a fuego en contraste con los testimonios de los moradores del área de Romero, o de poblados vecinos.

Hay varias cosas que le dicen a Arrocha que no se trató de un accidente. La teoría de un accidente a orillas del río no es lógica.

Quienes están familiarizados con el área advierten que el río Culebra nace cerca del sendero El Pianista, agregan que en la cuenca alta los ríos son incapaces de arrastrar a alguien, y además en abril, -mes que da fin a la época seca en Panamá- los ríos presentan un caudal muy pobre. Es poco su afluente. Además los restos de las chicas se han encontrado río arriba y no río abajo como sería lógico en caso de que las corriente las haya arrastrado.

“Yo estuve en la cordillera, saqué mis propias conclusiones de la investigación en el área de los hallazgos, pero no donde pudieron haber ocurrido lo hechos” dice. Se buscó donde no era, agrega Arrocha.

Yo pienso que de repente le ocurre un accidente a una persona, pero, ¿a dos personas? se pregunta Arrocha.

Él mismo caminó desde el mirador de El Pianista hacia la cordillera con dirección al río Culebra y en el margen de este trayecto, que supuestamente corresponde al lapso de tiempo entre la llamada de auxilio y la foto que ellas tomaron en la cima del sendero, “jamás pudieron haber llegado al río culebra porque la distancia en tiempo seco es casi 12 horas”.

El tiempo de investigación del caso está a punto de agotarse, aunque la fiscal Betzaida Pittí indicó que es factible solicitar al Tribunal una ampliación.

Las familias de las víctimas se encuentran en Boquete para recibir las osamentas de sus hijas.

2 comentarios

  1. Actualmente se conoce algún adelanto de las investigaciones después de esta fecha.

    ResponderEliminar