Confirman sobrecostos en contrato de Minseg

Bajo la administración de José Raúl Mulino, el Ministerio de Seguridad pagó $40 millones para repotenciar cuatro helicópteros

El ministro de seguridad Rodolfo Aguilera ha puesto los ojos sobre unas investigaciones publicadas por La Estrella de Panamá entre julio y octubre de este año.

El trabajo denunció una serie de sobrecostos en los contratos efectuados por el Ministerio de Seguridad (Minseg), durante administración de José Raúl Mulino, para la supuesta repotenciación de cuatro helicópteros Bell 212.

Después de leer las publicaciones, Aguilera ordenó una auditoría para identificar la efectividad de los trabajos con los que se pretendía repotenciar cuatro de las cinco naves que volvieron de Canadá después de que HSS Hellitech Support Services, empresa a cargo de la tarea, entrara en quiebra y Mulino cediera el contrato de forma directa, y con una adenda millonaria, a la empresa American Airparts, la cual, en el año 2013 se comprometió a reparar los aparatos.

El informe de auditoría arroja una conclusión similar a la planteada por La Estrella de Panamá a lo largo de la investigación: que $13 millones hubieran sido suficientes para que el Estado reemplazara las naves que se decidió repotenciar por casi $40 millones.

Este diario añadió que por el monto asignado a la reparación de los helicópteros, el Estado podría haber adquirido tres helicópteros nuevos, más modernos que los involucrados en el contrato.

Hasta el momento y a pesar de los dineros invertidos, el Estado no ha podido recuperar ni uno de los cuatro helicópteros.

Lo más curioso es que los caparazones de las naves que el Minseg envió a Canadá, y posteriormente cedió a la empresa American Airparts para culminar el contrato, se encuentran ahora en la base del Servicio Nacional Aeronaval, en Chame, listos para ser descartados como chatarra.

REEMPLAZOS
A pesar de que el contrato cedido a la empresa American Airparts estipulaba la repotenciación de las naves, la empresa no reparó sino que reemplazó los aparatos por otros usados, los cuales importó de diversos puntos.

Una fuente consultada por este diario reveló que dos de las naves fueron importadas por American Airparts de Colombia: dos helicópteros similares, con matrículas HK-4100 y HK-4124.

La Estrella de Panamá consultó a la oficina de registro de la Unidad Administrativa Especial de Aeronáutica Civil en Colombia para trazar el origen de estos helicópteros.

La entidad colombiana envió un documento que corrobora la cancelación de ambas matrículas, proceso requerido en este tipo de transacciones, que dan de baja la nave en el territorio.

Ambas resoluciones tienen fecha del 31 de octubre de 2013.

La oficina adjuntó a la información el número de serie de ambos helicópteros, el que le otorga una identidad única a cualquier aeronave.

Algunas irregularidades llamaron la atención. El helicóptero con matrícula HK-4124, fabricado en 1977, tiene número de serie 30844 y fue autoliquidado por $78,548. El contrato de arrendamiento de esta nave, calendado en 1997, se pactó en $35 mil por trimestre.

Este helicóptero perteneció al gobierno de México. Posteriormente, fue adquirido por una empresa de ese mismo país llamada SAEMSA, dedicada a dar servicio a las petroleras del golfo de México.

En 1997, la adquiere Rent Air y no es sino hasta el año 2011 que la nave se incorpora al Registro aeronáutico de Colombia. Es decir, durante casi catorce años pudo haber operado en otro país con la matrícula N-405RA.

Posteriormente, en el año 2011, se lleva a Colombia y se inscribe en el registro con matrícula HK-4124.

Después, con la matrícula TI-BDG, se utiliza en Costa Rica para evacuaciones médicas. Luego, retorna a Colombia, donde se le asigna la matrícula HK-4124, que fue cancelada para traer la aeronave a Panamá.

El otro helicóptero, HK- 4100, con número de serie 5631, fue fabricado en el año 1981. Esta nave se autoliquidó por $84,882.40 en enero de 1997. Antes de la cancelación de la matrícula, el helicóptero mantenía un contrato de alquiler pactado en $30,000 por trimestre, casi un tercio del monto de la liquidación.

En las investigaciones efectuadas —a diferencia de la primera nave en la que se revela el historial completo—, se detectó que este número de serie en el registro anterior le pertenece a un UH-IH, una nave monomotor, y la última matrícula fue en España EC-GIS.

Hasta el momento, en las pesquisas efectuadas por este medio no se ha encontrado un Bell 212 con el número de serie 5631.

Vale la pena recordar que los helicópteros que mandó a reparar el Estado, tres de ellos de fabricación israelí, datan de 1978, mientras que los otros dos Bell-212 eran norteamericanos y del año 1984.

DE CINCO, UNO
Unos meses antes de abandonar el puesto, el exministro José Raúl Mulino recibió de American Airparts —empresa que carece de la certificación de Aeronáutica Civil como taller autorizado para este tipo de trabajos— un helicóptero con matrícula AN-121.

No se trataba de la nave original que portaba esa matrícula, sino de otro helicóptero que la empresa trajo volando a Panamá para repotenciarlo y entregarlo como parte del contrato.

El día de la ceremonia de entrega, el helicóptero no tomó vuelo. Pasaron muchos meses para que la empresa lograra que la nave surcara los cielos, pero aún no está operativa en el SENAN. Es decir, de los cuatro helicópteros —por cuya repotenciación el gobierno pagó $40 millones— solo uno está operativo y otro vuela. Del resto, no se sabe nada.

ADUANAS
En 2012-13, los helicópteros debían volver al país procedentes de Canadá. Aquí se procedería con las reparaciones —caparazones, fuselaje, turbinas, palas, etc.—, y se les asignaría un registro de entrada en la Autoridad Nacional de Aduana. Pero no ha sido así.

Por inquietud de este diario, el actual director de esa institución, José Gómez Núñez, verificó los registros de importación de los años 2012-13, tanto del Sistema Integrado de Comercio Exterior (SICE), como del Sistema Integrado de Gestión Aduanera (SIGA).

Según Gómez Núñez, ‘no constan importaciones procedentes de las empresas Hellitech Support Services’. Una carta enviada por Gómez Núñez señala que ‘se verificaron los registros de mercancías que ingresaron al país durante el tiempo señalado a través de permisos previos y tampoco existe constancia de la importación de helicópteros al país’.

Este diario solicitó copia del ‘Bill of Landing’ de los embarques procedentes de la compañía en mención con dirección en Abbotsford, Canadá o en su defecto al Ministerio de Seguridad o a la empresa American Airparts.

Pero no se ha obtenido un registro oficial de la introducción de estos aparatos al país y no se sabe si existe.

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