Resaca legislativa...

Una forma de constatar la academia o intelectualidad de nuestros representantes es a través de los proyectos de ley que presentan. Muchos de ellos, podría asegurar, no se consultan con los electores, sino responden a meras inquietudes o necesidades a discreción de los honorables.

El anteproyecto de ley 559 que reforma la ley 45 de 1995 sobre el impuesto selectivo al consumo de licores enumera, en su exposición de motivos se basa en las afecciones de salud pública, enumera varias enfermedades para justificar el impuesto. Por ejemplo aduce que la diabetes, las enfermedades del corazón, cerebro vasculares, el cáncer, enfermedad de los pulmones y el síndrome de alcoholismo fetal son provocadas a causa de la ingesta de bebidas alcohólicas. Fuera de las mencionadas, no encuentro relación directa entre el consumo de alcohol y las enfermedades de los pulmones que el diputado expone como consecuencia.

La relación de consumo de alcohol y violencia intrafamiliar forman parte como uno de los vínculos que provoca el alcohol. Según el proyecto de ley en San Miguelito, circuito al cual representa el proponente Raúl Pineda, se han registrado en los últimos seis meses 119 casos y, y éstos los endosa el consumo irresponsable de alcohol como parte de las causas que provocan este tipo particular de violencia. Sin especificar la clase de alcohol que causa estas consecuencias, el diputado se ha limitado a generalizar los motivos de su propuesta a las bebidas alcohólicas.

Estas dos combinaciones, enfermedades crónicas no transmisibles y la violencia intrafamiliar, son una carga económica para el Estado, asegura el documento, y por tanto requieren de mayores recursos económicos para hacerles frente.

Un ensayo mas profundo y científico se realizó en el año 2008, cuando se aprobó la ley 13 que adoptó medidas para proteger la salud de la población del efecto nocivo y los perjuicios del tabaco en los consumidores.

Nótese que en esencia se trata de trata de minimizar el efecto y riesgo de las drogas legales, con la gran diferencia que la ley 13 sobre el tabaco contaba con un respaldo internacional de la OMS en el que se enmarcan de forma mucho mas clara y comprobada el consumo de tabaco, la industria, el control, patrocinio, utilización de fondos provenientes de los impuestos, clínicas de cesación etc.

En esta ocasión, se pretenden modificar algunos artículos a ley original del 14 de noviembre de 1995 por la cual se modifican y derogan otras disposiciones y se crea el impuesto selectivo al consumo de bebidas gaseosas, alcohólicas y cigarrillos la cual contempla el designio de estos impuestos según el tipo de licor para una causa distinta.

DESTINO DE LOS FONDOS
De acuerdo a esta disposición, el destino de estos impuestos se designan para distintas causas: en el caso de los licores por ejemplo, el 10.5% de impuesto recaudado es para Fomento de Jubilados y Pensionados y un 3.5% para una causa casi obsoleta; la lucha antituberculosa. El 20% del impuesto selectivo al consumo de vino ingresa a la Caja de Seguro Social.

La ley si contempla un impuesto al consumo de cervezas que es de B/.0.1325 por cada litro de cerveza, sea ésta de producción nacional o importada. Aunado a esto, “la sexta parte del rendimiento del impuesto al consumo selectivo de cerveza ingresará a la Caja de Seguro Social”. Y el 15% de lo que produzca el impuesto selectivo al consumo de cervezas, se destina al Fondo de Asistencia Habitacional. Así al menos es lo que señala la ley.

Sin embargo, uno de los renglones mas importantes como es la prevención pasó de largo. Ni en el documento original o en las modificaciones propuestas por el diputado se toman en cuenta como un punto fundamental para abatir los efectos tanto violentos como de salud pública provocados por el alcohol. Se olvidaron de las clínicas de cesación, apoyo a Alcohólicos Anónimos, programas contra la violencia intrafamiliar, campañas de docencia de divulgación masiva, o cualquier otro instrumento preventivo.

Bajo este concepto resulta difícil considerar esta propuesta de reforma como seria. Carece de cifras estadísticas, no se tiene un registro estimado de lo que se pretende recaudar, aunado a esto, al momento de abordar al diputado la información que se proporciona sobre el proyecto es limitada o contada.

Cuando se habla de alcoholismo no se puede enmarcar esta enfermedad en el grado de alcohol de la bebida que consumo el adicto. Mas bien se debe tomar en cuenta la cantidad de alcohol que se ingiera. La bebida mas popular pero casualmente que no se incluye en esta reforma es la cerveza. El mercado de la cerveza en Panamá vale mas de 390 millones de dólares al año controlado por Cervecería Nacional y Cervecería Barú Panamá. En el 2011, según la Contraloría General se produjeron 247,2 millones de litros de cerveza, de seco 6 millones de litros y ron 7,2 millones de litros.

En 2011 el consumo de esta bebida en Panamá, per cápita, pasó de 77 a 80 litros. La empresa Nielsen efectuó un estudio en el que informa que en promedio cada panameño gasta en esta bebida al año 74.1, la cifra no incluye bares y restaurantes.

¿Cuánto dinero podría usarse para prevención si se efectuara una reforma integral?

La cerveza panameña es la mas barata en la región Centroamericana, si comparamos que en Costa Rica cuesta 3.27 dólares, en Nicaragua 1.91 en Honduras 2.82 en El Salvador 2.42 en Guatemala 3.11 dólares una lata.

Aunado a esto, una política preventiva tendría que venir de la mano del impuesto. Pero no la hay. Por ejemplo, una de ellas podría ser prohibir que las marcas alcohólicas patrocinen eventos deportivos, que se restrinja la venta en supermercados o chinitos, que cuenten con una advertencia sobre las consecuencias a la salud por su consumo, regular la comercialización en sitios de diversión como el clásico dos por uno etc. Estas medidas podrían alertar al consumidor sobre las consecuencias de la ingesta de alcohol y concienciar el consumo.

En este sentido hay lagunas en el documentos, sin mencionar las contradicciones mencionadas arriba que hacen pensar que la creatividad e intelectualidad de nuestros diputados no les caería mal perfeccionarse, pues aparecen ante la opinión pública como seres espontáneos de atender instrucciones muy alejadas a la esencia del proyecto de ley y su propia iniciativa.

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